En relación a la decisión ¿Promover el gasto militar? esta es una opinión de Pere Ortega

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Esta es mi opinión de experto

A los argumentos morales en contra del gasto militar, el experto añade la necesidad de su reducción en el actual contexto de crisis económica.

Ante la enorme crisis en que está sumida la economía española una de las posibilidades para reducir el endeudamiento y el déficit público es recortar diferentes partidas del gasto militar.
 
Según el Ministro de Defensa los compromisos de pago de los grandes proyectos de armas para este año eran de 2.370 millones de euros, de los cuales Defensa dejará sin pagar por falta de presupuesto 1.862 millones. La mayoría de estos incumplimientos corresponden a los Proyectos Especiales de Armamentos (PEAS). Programas de larga duración, iniciados a mediados de los años 1990 y que se proyectaba acabarlos entre el 2015 y 2025, y que hoy acumulan una deuda de 32.000 millones.
 
Ante esta situación Defensa contempla la opción de alargar la vida de producción de las armas entre diez o quince años más. Pero aplazar la producción de estos contratos no es ningún ahorro, sino al contrario, quiere decir retrasar la fabricación de las armas y su pago, y por lo tanto, refinanciar los proyectos y encarecer su precio final. El cual, puede llegar a cifras inverosímiles que pueden superar los 40.000 millones. ¿No sería más fácil abordar medidas de reducción de estas armas que serían menos costosas que fabricarlas?
 
Algunos países de la Unión Europea (UE) han iniciado la reducción de algunos de los grandes contratos en armas. El Estado español podría seguir el mismo camino y anular algunos de estos grandes proyectos de armas, especialmente aquellos que no tienen otra función que la disuasión de ataques provenientes de hipotéticos enemigos y, por tanto, no entrarán nunca en combate. Se podrían anular especialmente esos que no tienen ninguna utilidad práctica dadas las limitaciones de proyección estratégica que España tiene en los escenarios internacionales. No olvidemos que estas armas no se han desplazado nunca donde han actuado las fuerzas armadas españolas (Bosnia, Afganistán, Líbano o Libia), y en el mejor de los casos, acabarán su vida útil sin ser utilizadas nunca (más allá de maniobras).
 
Además, si se emprendieran la supresión de los PEAS, permitiría acabar con las ayudas en I + D militar y ahorrar mil millones de euros que durante muchos años se han ido entregando a las empresas militares para desarrollar estas armas.
 
También habría que reducir los contingentes actuales de las fuerzas armadas. Si algunos países como Alemania e Italia han anunciado una reducción, ¿por qué el Estado español no sigue ese mismo camino? Así debería iniciar un estudio de reducción de los efectivos pensando en el conjunto de la UE. ¿Para qué necesita España un ejército de 130.000 soldados? ¿Es qué con la mitad o una tercera parte no tendría suficientes?
 
Un último ámbito para reducir el gasto militar sería retirar nuestras tropas del exterior para ahorrarnos los 860 millones que en 2011 costó su desplazamiento.
 
Estas diversas combinaciones permitirían ahorrar entre 7.000 y 8.000 millones de euros anuales. Para impedir engrosar el número de parados y lanzar al desempleo a miles de profesionales del ejército o trabajadores de las industrias militares deberían ponerse en marcha estudios. Para las fuerzas armadas, aplicar planes para pasar oficiales a la reserva y recolocar soldados en la función pública. Respecto de las empresas, iniciar estudios de conversión industrial militar hacia el ámbito de producción de bienes civiles. Unos planes de conversión que deberían implicar el máximo de agentes sociales y políticos posibles. Este amplio consenso podría buscar salidas a estas industrias, y por supuesto, resultaría menos costoso que fabricar unas armas que no tienen ninguna utilidad social.

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