En relación a la decisión ¿Creer que la Virgen María es la madre de Dios? esta es una opinión de Teresa Forcades i Vila

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Esta es la opinión del experto

María gesta a Dios en el tiempo y en el espacio de nuestra historia, convirtiéndose ésta en el espacio común de Dios y la humanidad que da sentido a la Creación.

Teresa Forcades señala como el título de Theotokos (madre de Dios) es la primera afirmación dogmática de la iglesia en relación a María, pero al mismo tiempo se pregunta qué significa tal afirmación. ¿Si Dios es el Absoluto, cómo puede tener madre? Y apunta como ya en el siglo V, el entonces patriarca de Constantinopla Nestorio no lo veía claro y consideraba que el título que le correspondía a María no era Theotokos sino Christotokos (madre de Cristo), ya que María se debía considerar como madre de la naturaleza humana de Cristo y no de la divina que es eterna. En cambio Cirilio de Alejandría, continua esta teóloga, consideraba que María no gestó ninguna naturaleza, ni divina ni humana, sino que dio a luz a una persona que era plenamente Dios, por lo que María podía y debía ser llamada con toda propiedad madre de Dios.
 
En este sentido Forcades afirma que María al gestar a Jesús gesta a Dios en el tiempo y en el espacio de nuestra historia. Así la historia es el espacio común, de Dios y de la humanidad, que da sentido a la Creación.
 
Y apoyándose en otra mujer teóloga del s. XVII, María Jesús de Ágreda, añadirá Forcades que María es el lugar teológico de nuestra libertad. Nuestra misión como personas, el sentido de nuestra existencia, es la imitación de María: «dar a luz la Luz», gestar a Cristo en el mundo, y la única forma de hacerlo es concibiéndolo antes en nosotros por obra –y gracia- del Espíritu Santo. Sin embargo, Dios no podía de forma alguna encarnarse sin el sí libre de María. No podía violar a María ni nos puede violar a nosotros porque Dios es Amor. Dios es totalmente libre y nos hizo de forma que también lo pudiéramos ser. Pero no lo seremos sin nuestra participación activa, no lo seremos si no lo queremos. Dios es totalmente libre porque es totalmente Amor. Nosotros somos libres en la medida exacta en que amamos.
 
La maternidad de María es extraordinaria y única en su historicidad porque sólo ella gestó a Dios en la carne. Este es un dato decisivo. Ahora bien, la Encarnación y la Redención, que son acontecimientos únicos en la historia, no alcanzan su objetivo, sino en la medida en que cada uno de nosotros nos dispongamos libremente para el diálogo amoroso con Dios tal como hizo María.
 
Fuente: Forcades i Vila, Teresa. «Os dogmas marianos». Encrucillada 175 (2011), p. 511-528.

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