En relación a la decisión ¿Creer que la Virgen María está en el cielo? esta es una opinión de Teresa Forcades i Vila

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Esta es la opinión del experto

El dogma de la Asunción significa que María fue llevada al cielo en cuerpo y alma (ambos indisociables uno del otro), por lo que este dogma está relacionado con el valor que damos al cuerpo y a todo lo material en general. 

Teresa Forcades nos recuerda que el dogma de la Asunción nos remite al sentido y al valor que le otorgamos a nuestra corporeidad y al mundo material en su conjunto. En este sentido hay que tener en cuenta que el dualismo es incompatible con el cristianismo aunque este ha estado presente en muchas ocasiones o aún lo está. Lo que se opone al espíritu y dificulta su manifestación no es la materia sino el miedo a la libertad.
 
Y continuará esta teóloga afirmando que la creación entera, con su materialidad, fue hecha por Dios para ayudarnos y no para obstaculizar nuestro quehacer existencial que no es otro que el encuentro con Dios, la amistad con Dios que se concreta en la amistad con los que tenemos cerca, especialmente los más desfavorecidos. Todo lo vivo y todo lo que existe es hermano/hermana en el sentido de San Francisco, todo excepto el pecado, que no fue creado por Dios sino que es fruto de la renuncia a nuestra responsabilidad de co-creadores.
 
De esta forma esta religiosa benedictina afirma que todo lo que llamamos mundo material lejos de ser una prisión para nosotros es condición de posibilidad de experimentar aquello para lo que fuimos hechos: el amor a Dios y el amor de los unos para los otros. En esta tarea la materia no es nuestra enemiga sino nuestra aliada, ya que sólo a través de los límites de espacio y tiempo que ésta nos impone nos es posible tomar conciencia de nuestra capacidad de optar.
 
El dogma de la Asunción afirma que María fue llevada al cielo en cuerpo y alma lo que equivale a afirmar que en su forma de vivir su identidad personal en la tierra fue totalmente libre. María fue totalmente ella sin miedo y sin pecado; asumió plenamente su responsabilidad de co-creadora en la contingencia del mundo y en las vicisitudes de su trayectoria vital, que no fue precisamente dorada.
 
Para Forcades el punto decisivo de la asunción de María para el cristianismo del futuro es la revalorización de la unidad indisociable cuerpo-espíritu que da un sentido absoluto a nuestra historia y no permite interpretarla como una sucesión indefinida de segundas oportunidades. No existe una segunda vida en el espacio y el tiempo que me permita aprender a amar mejor, porque los límites de tener sólo una no son un obstáculo sino precisamente la única forma, la condición de posibilidad para aprender a amar. Sin límites no aprenderíamos nunca a amar de verdad. Sin el riesgo nuestro amor no valdría nada. Amar es un gesto sencillo que está al alcance de todos, que no depende de las circunstancias sino tan sólo de la capacidad de confiar. En cristiano, esta capacidad de confiar (y de responsabilizarse plenamente, hasta las últimas consecuencias de la confianza que se depositó) se tiene que ejercer en esta vida limitada por el espacio y el tiempo que es la única que tenemos  y por lo tanto tenemos una urgencia y dignidad absolutas.
 
 
Fuente: Forcades i Vila, Teresa. «Os dogmas marianos». Encrucillada 175 (2011), p. 511-528.

Comentarios
Imagen de Carlos Martínez
Martes, 03 de Diciembre de 2013 a las 18:06

Sólo apostillar que hay una pugna entre espíritu y lo que llama S. Pablo "cuerpo de muerte". Desgraciadamente tenemos una herida que nos hace estar divididos contra nosotros mismos. No en vano se dice que somos los peores enemigos de nosotros mismos. Para eso existen los sacramentos, especialmente la Penitencia o confesión, que nos ayuda en esa pugna, que es una liberación del pecado

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