Aprender a decir que no ante según que situaciones no siempre resulta fácil, es necesaria una cierta dosis de asertividad para expresar nuestra negativa de un modo adecuado. No se trata de adquirir un estilo agresivo, sino claro.
A veces nos pesa demasiado la opinión de los demás y aceptamos sus iniciativas u opiniones sin poner un límite. Tal vez una actitud más madura implique manifestar nuestras convicciones y defender nuestros derechos.
Las personas maduras suelen ser capaces de expresar sus sentimientos, ideas y opiniones de manera libre, clara y sencilla, comunicándolos en el momento justo y a la persona indicada; desde el respeto a uno mismo y a los demás.
Esta actitud, denominada asertividad, es el resultado de una serie de conductas tanto aprendidas como adquiridas por cada individuo, teniendo en cuenta el respeto mutuo entre las ideas y razones de cada persona, para orientar las decisiones sin lastimar su ego y personalidad.
Es decir lo que se cree, lo que se piensa y lo que opina sin dañar los derechos a los demás, sin ofenderlos. Pero llevar esto a la práctica no resulta fácil cuando se trata de decirle que no a alguien o a alguna propuesta en concreto.
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Habitualmente creemos que al decir no la otra persona se sentirá decepcionada, o herida o que no le gustaremos.
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Ser asertivo significa aceptar la responsabilidad de las propias acciones y ello incluye las reacciones de las personas cuando no saben aceptar una negativa. Por el contrario podemos sentirnos muy satisfechos cuando somos capaces de ser coherentes con nuestros pensamientos.
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Reflexionar sobre los pros y los contras de tomar o no la decisión. Consultar publicaciones o pedir consejo pueden orientarnos y ayudarnos a ser más asertivos.
José Luis González Quirós 