A veces se desea conseguir una cosa o situación, con tal fuerza, que el daño a otras personas no parece importar. Antes de causar perjuicios o dañar a otros, hay que reflexionar sobre el dolor que le supondrá y si las consecuencias no serán peores que eso bueno que deseamos.
El fin nunca justifica los medios. Dañar a alguien generará en nosotros una responsabilidad y una culpa, una herida que puede tardar años en cicatrizar y que puede degenerar en una secuencia de violencias. Cabe estudiar la manera de lograr lo que buscamos sin perjudicar a nadie.
Opiniones argumentadas
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