Los budistas siguen un camino con el quen aspiran a llegar al «no-yo» o vacío y, de este modo ser conscientes de la relatividad del yo. Para explicar su idea recurren a la imagen de un polígono cuyos lados son nuestros apegos.
Todos estamos prisioneros en él, imagen que tenemos de nosotros mismos. El «no-yo» consiste en deshacernos de ese yo y ser libres. Sin embargo, visto desde fuera, esto se puede entender como una pérdida de la individualidad y de la personalidad.
Cabe preguntarnos por el significado de la vacuidad para el budismo, si se trata de una no-existencia, de un vacío absoluto, o como apuntan algunos autores de un vacío más próximo del vacío cuántico.