
Para muchas personas la casa propia es un sueño largamente esperado, ya que se proyectan en ella muchos sueños de felicidad y de estabilidad económica sobre el supuesto de que las propiedades siempre se revalorizan; sin embargo, esto no siempre sucede. El sueño de la casa propia está ampliamente extendido en gran parte del mundo occidental. Durante siglos, las propiedades han sido sinónimo de prosperidad y riqueza, así como escenario de idealizadas vidas familiares, bien recogidas en frases como la famosa “hogar, dulce hogar”.
Sin embargo en los últimos años el precio de las viviendas ha aumentado de manera desorbitada en muchas ciudades, con lo cual se han convertido en un bien “de lujo”. Además, los bancos cada vez ponen más difícil obtener un crédito. Las facilidades que se dieron en la última década y el alto ritmo de construcción han provocado, en parte, la burbuja inmobiliaria y unas consecuencias que se están haciendo notar con fuerza en muchas partes del mundo. Antes este escenario, ¿conviene o no invertir en una casa?
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Considerar que la inversión no es segura. Desconocimiento de la situación económica actual. No disponer del dinero necesario.
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No adquirir patrimonio inmobiliario es percibido por muchos como indefensión económica.
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Asesorarse con un experto en economía, finanzas y sector inmobiliario. Comparar los precios y las calidades de los pisos.