A veces la necesidad económica nos obliga a plantearnos cosas que –de otra manera– jamás habríamos pensado. Si soy mayor y estoy pasando por un mal momento, ¿es lícito que le pida dinero a mis hijos?, ¿puede verse afectada mi relación con ellos por este hecho?, ¿me perderán el respeto?
Opiniones argumentadas
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