Se rompe una pareja y queda una relación entre dos personas que tienen en común bienes, familia, amigos, hijos, etc y es necesario tomar decisiones. No siempre van a estar de acuerdo. La duda es en qué medida debemos respetar las decisiones de la expareja; si debemos imponer nuestro criterio aunque eso dificulte la relación con esa persona o aceptar el suyo para evitar conflictos.
Cada situación es distinta, pero el entendimiento que haya entre ambos va a ser determinante a la hora de valorar las decisiones de cada una de las partes.
El rencor y las ganas de pelea no facilitan que haya respeto entre las personas.
Si las dos partes aparcan sus diferencias, tienen buena educación, aplican el sentido común y hacen un esfuerzo puede que haya mucha más proximidad en el enfoque de los temas comunes, pero ¿es eso demasiado pedir a las partes después de una ruptura?
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El mal ambiente producido por la ruptura puede frenar el respeto a la expareja.
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Esta decisión afectará al entendimiento entre las dos personas.
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Consultar con un especialista que nos haga ver la mejor manera de afrontar el problema.