Normalmente, cuando acaba una relación de pareja los dos miembros se rechazan y hasta se ofenden mutuamente. Pero pasa ese primer momento y quedan muchos elementos en común que les obligan a seguir encontrándose. La tendencia a mantener un trato desagradable puede ser normal, dado el dolor de la separación y el rechazo hacia el otro. Pero pueden decidir tener, por el contrario, un trato correcto y agradable que denote que la situación se ha superado, lo cual permite afrontar sin acritud los temas comunes.
Puede que no nos resulte sencillo llegar a tener un buen trato con la expareja, pero quizá sea porque interiormente no queremos, porque tener un buen trato es una forma de pasar página, de superar definitivamente esa relación. Por eso se plantea la decisión de finalizar bien la relación, evitándonos además, problemas futuros.
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El daño producido por la ruptura puede frenar el tener una buena relación futura.
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El beneficio que un trato agradable causa a las personas relacionadas: familia, amigos y, sobre todo, hijos puede ser una consecuencia importante.
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Consultar con una persona allegada de nuestra confianza que nos ayude a afrontar el problema.