En relación a la decisión ¿Pensar que se pueden abolir las grandes desigualdades económicas y sociales? esta es una experiencia de de Loles Sanjuán Juárez
- Loles Sanjuán Juárez
- Existo y luego, algunas veces, pienso (Sabina Berman)
Esta es mi opinión personal
La historia muestra que siempre ha habido desigualdades, injusticias, pobreza, abuso de poder, tiranía, tortura, guerras, hambre... Ha sucedido siempre, desde que el mundo solamente contaba con varios puñados de humanos hasta el presente, cuando somos miles de millones. Y sin embargo, la historia de la humanidad, con todo su peso y toda su inercia, no es prueba científica de lo que puede suceder en el futuro. Que la realidad social sea injusta no fundamenta ni justifica que deba ser así. Parece mentira que a estas alturas caigamos en el darwinismo social y en una peligrosa la falacia naturalista. Si pensamos que la desigualdad y la injusticia es tan natural como la ley de la gravedad, entonces nunca podremos ir contra ella. Es más, ¿para qué promover iniciativas como el día de la paz escolar, la lucha contra el hambre, la cooperación internacional, la reivindicación de la mujer por la igualdad, la concienciación contra el racismo, el derecho de los pueblos a la autodeterminación o la democratización real del mundo?
No sabemos lo que puede ocurrir en el futuro, pero si lo cerramos afirmando que no puede ser mejor, entonces estamos dando la razón a aquellos pensadores decimonónicos que se negaban a que el estado invirtiera en paliar desigualdades, formar a los desheredados, curar a los enfermos o dar oportunidades a los discapacitados. Si pensamos de esta manera, es lógico que resurjan en la actualidad impunemente y sin complejos los que afirman que la sociedad es un sistema de competencia, lucha por la supervivencia, egoísmo individual y triunfo de los más capacitados (¿capacitados para qué?). Si pensamos de esta manera, es lógico que se defienda un estado que no intervenga en los asuntos sociales, que deje a la sociedad competir para que así se eliminen sus taras (los enfermos, los pobres, los desahuciados, los desempleados?) y exista un verdadero progreso social. Yo me pregunto entonces ¿A qué llaman progreso social? ¿A la eliminación de las “molestias”?
Un mundo mejor no es sólo un sueño. Es un norte, una guía para decidir qué debemos hacer. El cómo hacerlo está discutiéndose y fallaremos muchas veces. Incluso, por el camino puede variar lo que se considera un mundo mejor. Pero si negamos que pueda existir un mundo más justo ya hemos llegado al final de la historia. Sálvese quien pueda, volvamos a la ley de la selva y redefinamos al ser humano: ni racional, ni libre, ni moral. Sólo instintivo, condicionado y sin sentimientos.
