En relación a la decisión ¿Informarme a través de las redes sociales? esta es una opinión de Jordi Armadans i Gil

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Esta es la opinión del experto

Considera que ha habido un cambio en la información y en la manera en que los ciudadanos se informan: hasta hace poco, los medios de comunicación hacían de intermediarios ante los ciudadanos, pero hoy se puede acceder a mucha información sin la intermediación de los medios de comunicación.

Armadans afirma que “la información, tal como la hemos conocido hasta ahora, ha cambiado y cambiará definitivamente y por siempre, para bien o para mal. Los medios de comunicación tradicionales han perdido preeminencia. Todos. Tanto da si nos referimos al periodismo amarillo (el periodismo sensacionalista, los programas del corazón, los de cotilleos, etcétera), al que manipula y tergiversa a conciencia (con la finalidad de crear conflictos, generar prejuicios, etcétera) o al periodismo más selecto y valorado (pongamos por caso una crónica sobre el terreno de Kapuscinski).

Todos los ‘periodismos’, por diferentes que sean, tienen una característica en común: la intermediación. Durante años, entre la realidad y las personas ha estado la información generada por los medios de comunicación. Los debates políticos, la oferta cultural, la información social, todo ello -más allá del conocimiento que podíamos extraer vía contacto humano (relaciones humanas) o en el entorno comunitario (sociedad civil organizada)-, llegaba a las personas a través de aquello que se explicaba y se decía en la televisión, la radio y la prensa. Con la irrupción de internet, esto cambia.”.

¿Qué es entonces lo que cambia? En palabras de Armadans, “la conjunción de internet (conectividad) las plataformas móviles (posibilidad de acceder y comunicar desde prácticamente todas partes) y las redes sociales (espacios para la creación de lazos, complicidades y comunidad) crean una auténtica revolución que estamos viviendo plenamente y que, todavía, no sabemos cómo acabará. Pero una cosa sabemos seguro: los medios de comunicación ya no son los principales instrumentos de intermediación ni, tan siquiera, los principales agentes de generación de información. En definitiva, antes eran los medios de comunicación tradicionales los que decidían definían qué era y qué no era política, qué era y qué no era relevante para ser explicado. Ahora, esta función tan esencial es compartida por otros agentes, organizaciones y, sobre todo, personas”.

Concluye que “internet, y las redes sociales de forma especial, son un mundo que despierta fácilmente la emoción, la visceralidad, la reacción subida de tono sin esperar mucho. Por un lado, todo es muy epidérmico, a flor de piel: salta un titular y hay una montaña de retuits y de comentarios y puede que, sin capacidad de reflexionarlos a fondo y de contextualizarlos, se acaba convirtiendo en un impacto masivo. Por otro lado, porque a causa de esta visceralidad y emocionalidad, una persona, una idea, una organización pueden subir como la espuma de golpe y ser denostados al día siguiente. Ha pasado varias veces en los típicos casos de famosos que hacen alguna pifia en algún tuit.”

El experto matiza que en el nuevo periodismo ciudadano hay mucho movimiento, mucho ruido, pero no siempre la suficiente profundidad y análisis. En internet, a menudo, se retuitea mucho pero no siempre se lee suficiente. Y eso ya no son datos teóricos. Por ejemplo, hay un programa que te permite ver cuántas entradas ha habido en los enlaces que has facilitado. Así, una persona puede poner una información en Twitter, puede tener mil seguidores que potencialmente lo pueden leer, le hacen unos cuantos retuits, etcétera y potencialmente podríamos estar hablando de que ha llegado a diez mil personas, pero en cambio, después se ve que sólo cien personas han entrado al enlace, y eso no quiere decir que lo hayan leído. Finalmente señala que a pesar de encontrar apasionante el nuevo periodismo ciudadano y el bullicio de las redes sociales, también parece claro que hemos de ser críticos y mirarlo con frialdad: a veces hay demasiada circulación y poca profundidad.”

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