Muchos de los que tienen convicciones religiosas sienten devoción por los santos, y se sienten reconfortados al pensar que éstos les concederán las gracias que solicitan en sus plegarias. La duda es si esta creencia tiene algún fundamento, y si es una forma de idolatría porque al fin y al cabo los santos y santas son seres humanos como cualquiera de nosotros. No son Dios. Por lo tanto no está claro que puedan conceder, por ellos mismos, ningún favor.
Los santos y santas, personas ejemplares que se piensa ya están en el Cielo, se han venerado desde el inicio del cristianismo como intercesores ante Dios para obtener favores y gracias. Pero con el tiempo se han desarrollado actitudes críticas ante este hecho. La Reforma protestante ha cuestionado esta manera de relacionarse con los santos, que está sujeta, además, a deformaciones y extremos.
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