En relación a la decisión ¿Ser agente de paz? esta es una opinión de José Tuvilla

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Esta es mi opinión de experto

La cultura de paz está íntimamente ligada con la democracia y con la ciudadanía, entendidas de una manera activa y comprometida.

Sin duda que la Cultura de Paz necesita del aprendizaje de una ciudadanía democrática que no se limita a las primeras etapas de la vida, pues los acelerados cambios de la evolución económica, social, tecnológica y política exigen nuevas competencias, capacidades y conocimientos a lo largo de toda la vida. Por otro lado, el déficit democrático de las sociedades actuales demanda poner especial énfasis en la capacidad de los ciudadanos y ciudadanas para saber “vivir juntos” en una época como la nuestra, caracterizada por el pluralismo de valores y de culturas, el ascenso del individualismo, los desafíos de la globalización y la proliferación de diferentes conflictos que amenazan la cohesión social.
 
El aprendizaje de una ciudadanía democrática desde el enfoque innovador de la Cultura de Paz dirigida a la formación de ciudadanos y ciudadanas responsables, debe ofrecerles los conocimientos y competencias necesarias para hacer posible una participación activa, creándose las posibilidades de diálogo y de reflexión, de resolución no violenta de los conflictos, así como los espacios de consenso, comunicación y de interacción que susciten la toma de conciencia de los derechos y deberes de cada uno, de las normas de comportamiento y de los valores compartidos, así como de las cuestiones éticas implícitas en cada una de nuestras acciones y en las problemáticas actuales. Lejos de todo reduccionismo, hay tres valores que están en la base de ese aprendizaje de la ciudadanía democrática a lo largo de toda la vida: la autonomía de las personas, la necesidad de ser personas dialogantes y la tolerancia activa, componente clave este último de todo el proceso y necesario más que nunca en nuestra sociedad. En este sentido, creemos que afrontar la interculturalidad de la sociedad es uno de los grandes retos de la educación. Reto que debe considerar adecuadamente la dimensión política de la propia definición de educación intercultural asumida por la sociedad estrechamente vinculada al concepto de ciudadanía.

Comentarios
Imagen de Marta Burguet i Arfelis
Domingo, 14 de Octubre de 2012 a las 13:56

Aprender a vivir juntos es uno de los postulados por los que apuesta el Informe Delors de la Unesco (1996). Esta voluntad de convivir armónicamente no la comparte todo el mundo. No podemos ser ingenuos. Hay quien vive en el afán de pelea. Educar para la diversidad es una forma de educar para ser agentes de paz desde los diversos y tan plurales modos de hacernos las paces (como apunta Vicent Martínez Guzmán). Educar para la concordia es dar a los pueblos del mundo una esperanza futura ante esas aspiraciones frustradas de paz.
A menudo, vivir armónicamente comporta saber poner acordes a la discordia que vivimos con los otros, y a menudo con nosotros mismos. Armonizar las relaciones. Por ello, cabe pacificar tantos ruidos ensordecedores que nos contaminan para convertirlos en sonidos armónicos. Desde la pedagogía debemos trabajar el silencio, ensayar el silencio, escuchar el silencio.

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