En relación a la decisión ¿Aceptar la historia como fue porque si hubiera sido distinta yo no existiría? esta es una opinión de Jordi Cussó Porredón

Sí

• Jordi Cussó Porredón
• Presidente de la Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU

Esta es mi opinión de experto

Lo miremos desde el ángulo que lo miremos, somos históricos: es decir seres que, para empezar a ser, hemos dependido de la Historia. Y muchos conflictos que vivimos en la actualidad se perpetúan, precisamente porque no somos capaces de captar esta evidencia: que si la historia hubiera sido distinta, el presente sería distinto y nosotros no existiríamos.
 
El pasado es irrevocable. A pesar del lastre negativo que pueda tener la Historia (injusticias, insolidaridad, matanzas, imposiciones, etc.), nosotros somos el fruto directo de un conjunto de episodios históricos muy concretos. Podemos desconocerlos, vivir en conflicto con nuestra génesis, pero somos la resultante de un proceso histórico, aunque ello no niega nuestra personalidad y singularidad desde que nacemos, pero es nuestra condición de posibilidad. Es un hecho irrefutable que a ella se debe nuestra existencia, lo cual no significa que seamos responsables de tal situación, ni aun siendo uno de sus efectos directos.
 
Algunos creen que si la Historia hubiera sido distinta, ellos hubieran existido de todos modos. No entienden ni aceptan la contingencia de su ser. Si descubrimos la existencia como el mayor bien que poseemo , pues sin ella no puede darse ningún otro bien, y aceptamos que somos seres históricos, fruto de la historia concreta, tal y como aconteció, estaremos inmunizados contra cualquier resentimiento histórico que pudiera colarse al hacer un mal uso o abuso de la memoria histórica. Es desde esta plataforma, libre de resentimientos, que desearemos conocer y enseñar nuestra historia de la manera más objetiva posible. Tanto la historia familiar, como la grupal, nacional e internacional. Con sus aciertos, errores, glorias y maldades, porque todo toma otra cariz cuando uno cae en la cuenta de que sólo esta historia, y no otra, posibilitó mi existencia. Es básico e importantísimo conocer la Historia, pero que distinto es conocerla habiéndola aceptado de antemano con gozo, tanto sus alegrías como sus sinsabores, que conocerla rechazándola y enrabiándose por lo acontecido. La primera nos lleva a construir un presente en paz, y en cambio la rabia conduce a reaccionar violentamente (repitiendo los errores que criticábamos) para cambiar aquellas cosas que no me parecen convenientes.