En relación a la decisión ¿Aceptar a mi suegra aunque me cueste? esta es una opinión de Leticia Soberón
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Leticia Soberón
- Psicóloga
Esta es mi opinión de experto
Las relaciones entre suegras y yernos pueden ser difíciles. Y también las de suegras y nueras. Para lidiar más fácilmente con los roces cotidianos, quizá convenga recordar que sin esa persona, nuestra pareja no existiría. ¡Y lleva la mitad de sus genes! Eso no cambia nada, pero ayuda recordarlo.
La relación de los padres con sus hijos casados presenta un gran arco de posibles dificultades, sobre todo si los padres siguen tratándolos como niños o si interfieren en sus asuntos cotidianos. También puede pasar que uno de los miembros de la pareja siga comportándose de manera más o menos infantil y dependiente de sus padres. Y aunque nada de esto suceda de manera consciente, las relaciones de pareja se vean afectadas por los roces con los padres de ambos.
Es importante un franco diálogo entre los miembros de la pareja sobre ese asunto, llegando a una negociación si hubiera diferencias de enfoque, porque el elemento familiar es un tema sensible para toda persona. Pero es bueno recordar que ese ser al que amamos, es fruto justamente de esas dos personas: sus padres. Cada uno de nosotros es irrepetible y tiene su propia personalidad, pero sin esos padres concretos, no habría existido nunca. Esa consciencia puede ayudarnos a sobrellevar con más paciencia algunos de los defectos de los suegros, o lo que percibimos como tales.
Si además tenemos hijos, también conviene pensar que, sin esos abuelos, mis hijos concretos jamás habrían existido. No podemos fantasear que son sólo nuestros, fruto de una sola persona. Son el resultado genético de una cadena de encuentros, entre ellos el de nuestros suegros. Éste es un elemento más que nos puede ayudar a hacer más llevadera la vida cotidiana, y quizá nos dé más libertad para, con afecto, madurar como pareja e ir evitando el control o lo que sentimos como intromisiones.
