En relación a la decisión ¿Apoyar los rescates del Eurogrupo o de otro organismo internacional a países miembros en dificultades? esta es una opinión de Leopoldo Gonzalo

Sí

• Leopoldo Gonzalo
• Catedrático de Hacienda Pública y Sistema Fiscal

Esta es mi opinión de experto

Con tasas de crecimiento negativas y una elevada deuda exterior pública y privada, la economía española no puede salir de la recesión, crear empleo ni financiar su abultado déficit público a corto plazo. El único remedio a mediano plazo es acometer las llamadas reformas estructurales con decisión y rigor.
Se dice que la única solución para nuestra economía será la demanda externa. Pero los problemas actuales no nos afectan sólo a nosotros, sino a toda la economía mundial. Cosas de la globalización. Las economías más sólidas de la Unión Europea parecen debilitarse (Finlandia, Holanda, Francia, incluso Alemania), y lo mismo las del Sureste asiático, también la de China. La economía norteamericana no se encuentra en la mejor forma.
 
Así, de momento es imprescindible poner la casa en orden, insistir en las reformas estructurales emprendidas, profundizar en ellas y extenderlas a otros ámbitos de la actividad económica nacional. Han de llevarse a cabo gradualmente, sobre todo por razones políticas y de orden social. Mas ese tempo lento que impone la prudencia es la principal razón para no demorar su puesta en marcha.
La confianza, como la seguridad jurídica, es condición fundamental de la prosperidad económica. No hay economía próspera sin confianza, y la confianza se disipa en la misma medida que aumenta la incertidumbre.
 
¿Qué tiene que ver esto con el famoso rescate a España? Primero hay que preguntar por qué España necesita ser rescatada. Pues porque, como consecuencia de la crisis internacional, se ha manifestado la crisis endógena larvada y generada por los defectos estructurales de su economía y en especial por los de su disparatado e ineficiente Sector público. Éste, por su inadecuada configuración política, orgánica y funcional y su sobredimensionado tamaño, se ha convertido más en una rémora de la economía que en una instancia que la ordene y contribuya a subsanar sus fallos y deficiencias.
 
Por ello, para remontar la crisis no basta con actuar sobre sus síntomas, sino que es preciso hacerlo sobre sus causas. En definitiva, sólo mediante una radical reforma política y administrativa que economice medios y permita políticas eficaces para el conjunto de la nación (es decir, mediante un profundo replanteamiento del disparate llamado “Estado de las Autonomías”); sólo a través de una reforma fiscal que propicie el ahorro, la inversión y el empleo; sólo mediante una homogeneización del ordenamiento jurídico que permita la recuperar la unidad de mercado y garantice la más eficiente asignación territorial de los recursos disponibles; sólo a través de reformas de semejante calado, insisto, podrá ofrecerse la confianza imprescindible en los mercados financieros para superar la presente situación.
 
De menor relevancia es si el rescate ha de venir del Eurogrupo o de otra instancia, de si ha de ser virtual o real. El llamado rescate virtual –ya denegado por Alemania- es una forma de aval sobre nuestra deuda que pretende mejorar nuestro rating (capacidad estimada para pagar la deuda o, lo que es lo mismo, del riesgo de invertir en ella), y nuestra prima de riesgo (o interés extra que tienen que ofrecer los bonos españoles a diez años, por encima del que ofrecen los bonos alemanes al mismo plazo).
 
Se considera que el mero hecho de contar con una línea de crédito disponible de hasta 100.000 millones de euros, aunque no se disponga efectivamente de ella, provocará una mejora de los indicadores anteriores (rescate virtual). Pero esto no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana. No se trata de cómo entretener el déficit, sino cómo reducirlo y evitar que se reproduzca. Y esto sólo es posible mediante las reformas estructurales apuntadas, porque sólo por medio de ellas España inspirará la confianza necesaria para mejorar el coste de su financiación y retomar la senda de un crecimiento equilibrado y sostenido.