En relación a la decisión ¿Llevarme el trabajo a casa? esta es una opinión de Arlie Russell Hochschild

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Esta es la opinión del experto

El triunfo del mercado sobre los otros aspectos de la vida y la comercialización de la vida personal van en aumento. Las demandas excesivas de trabajo generan tensiones en el hogar, porque no hay tiempo para todo. El límite entre el trabajo y la vida personal es cada vez más difuso.

Con las nuevas tecnologías de la información, el trabajo en casa adquiere nuevos significados y tiene diversas implicaciones como la posibilidad de dividir mejor el trabajo en las parejas. Sin embargo la mujer sigue trabajando considerablemente más que el hombre en el hogar, con lo cual, para algunas de ellas, el trabajo se ha convertido en un refugio.
 
Delimitar los tiempos dedicados a trabajar es una de las tareas más importantes de los padres que desean tener una vida profesional activa y formar una familia, al grado de dedicarle una jornada laboral más: la "tercera jornada", que pretende solucionar los problemas que resultan del trabajo remunerado y el trabajo doméstico.
 
Las demandas excesivas de trabajo generan tensiones en el hogar, porque no hay tiempo suficiente para cumplir con todas las obligaciones. Esto es especialmente duro para las mujeres que -como Hochschild documenta en «El segundo turno» (1989)- soportan el peso de las tareas domésticas, y en los niños, cuyas necesidades emocionales requieren de tiempo con los padres.
 
A excepción de algunos hombres de más edad, en las entrevistas de Hochschild, las personas son conscientes de las implicaciones de esta falta de tiempo. Lo que es sorprendente es su incapacidad para adherirse a las cargas de trabajo reducidas, los horarios flexibles y otras fórmulas que las compañías han diseñado para ayudar a los empleados a equilibrar las demandas del trabajo y el hogar.
 
Pocos empleados se aprovechan de ellas. Los temores sobre la seguridad del empleo y la promoción profesional están presentes, por supuesto, pero muchos empleados no están interesados en estas opciones, ya que perciben el trabajo y no la casa, como el entorno menos estresante y emocionalmente más rico. Con la vida familiar al borde del desastre y padres que se sienten perpetuamente fuera de control, la oficina o la fábrica proporciona una sensación de logro, satisfacción y camaradería. El salir de la casa por ir a trabajar refleja una dinámica con costos, pero también sugiere la necesidad de reconsiderar las concepciones comunes de lo que constituye una vida adulta satisfactoria.
 

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