En relación a la decisión ¿Recomendar a un amigo para un puesto de trabajo? esta es una opinión de Brenda Zaniuk

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Esta es la opinión del experto

Es cierto que hay una cierta obligación moral de apoyar a quien lo requiere, pero es recomendable no empeñar la palabra y la credibilidad en ello, ya que ambas, la palabra y la credibilidad, son rasgos de valor incalculable, dificiles de lograr y casi imposibles de recuperar una vez comprometidos.

En su artículo “¿Porque es mejor no recomendar?”, publicado en el portal de empleo www.buscarempleo.es, Brenda Zaniuk, colaboradora habitual de esa web y licenciada en Ciencias Sociales y Humanidades, sostiene que “si bien siempre es bueno ayudar a un ser querido que necesita de una colaboración o de un empujón para la reinserción, esto también puede resultar contraproducente o negativo”.

Para la Sra. Zaniuk, experta además en comunicación e imagen institucional, el tema de las recomendaciones es un arma de doble filo que hay que utilizar de forma razonable y delicada: “aunque suene poco solidario, a veces hay pensar con frialdad y tomar distancia, ante una decisión que podría afectar nuestra carrera y credibilidad profesional.”

En el citado artículo, Brenda Zaniuk, aún mostrando una clara oposición a las recomendaciones a amigos, nos ofrece dos reglas de cumplimiento obligado para afrontar esta situación y minimizar sus riesgos:

1º.-  Revisar nuestra red de contactos personales y laborales para determinar cuál de estos puede ofrecer una oportunidad “real” a nuestro conocido, y 

2º.-  Mantener la objetividad en todo momento con respecto a las capacidades y aptitudes de nuestro recomendado.  Uno de los principales peligros es que “el afecto que se posee por la otra persona hace que se pierda la objetividad al hablar de sus cualidades o capacidades y de ocultar sus debilidades.”

Si aún así, la persona que ha sido recomendada no cumple con las expectativas generadas o esperadas por el empleador, no podremos impedir que se cree la apariencia de que hemos “faltado a la verdad” al momento de “vender” al futuro empleado, por lo que la Sra. Zaniuk reitera lo arriesgado de esta opción y nos recuerda qué “en pocos minutos se pueden destruir años de una palabra intachable”

“Lo que más afecta es que la palabra queda en entredicho, sobre todo si injustamente asocian el mal comportamiento del otro con el desempeño laboral de la persona que ha hecho la recomendación”, escribe la Sra. Zaniuk en su artículo, “se tiende a pensar que si se respalda a un mal empleado es porque falta carácter o se es poco exigente a la hora de seleccionar a nuevos funcionarios, y eso, sólo va en desmedro del perfil profesional.”

Asi, en opinión de esta experta “aunque suene poco solidario, a veces hay pensar con frialdad y tomar distancia, ante una decisión que podría afectar nuestra carrera y credibilidad profesional.”

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