En relación a la decisión ¿Confiar en la traducción automática online y tecnológica? esta es una opinión de Juan Canut Guillén

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Esta es mi opinión de experto

La contratación de un traductor debe ser algo natural, igual que cuando es necesario hacer un balance se contrata a un especialista. No sé si es tan frecuente que una empresa compre un programa de software para que solucione sus aspectos económicos o contables.

En el mundo globalizado de hoy las empresas se enfrentan con una necesidad de comunicación cada vez más frecuente en distintos lugares del planeta. En el día a día de las empresas surgen comunicaciones verbales y documentos escritos en dos o más lenguas, que adoptan distintas formas, documentación formal, conversaciones telefónicas, reuniones, talleres, cursos, etc. Para hacer frente a esta realidad, ¿es necesario contratar un traductor?; ¿me conviene contratar un traductor?; ¿cuál es la función de un traductor?; ¿qué ventajas tiene contratar un traductor?.

Desde el punto de vista de la profesionalización de la empresa, la contratación de un traductor debería ser algo natural igual que ya que cuando es necesario hacer un balance se contrata a un especialista o cuando es necesario redactar un contrato se contrata a un abogado.

 No sé si es tan frecuente que una empresa compre un programa de software para que solucione sus aspectos legales y así se ahorre los costos de contratar a un abogado profesional. La contratación de un traductor puede parecer un costo excesivo pero no es así si se piensa en el tiempo y en los recursos que se pierden cuando se detectan fallas en la traducción realizada por una persona supuestamente capacitada para hacer el trabajo de un traductor.

Es preferible invertir en un traductor y no exponerse a las consecuencias negativas de una mala traducción. Resulta paradójico que en la era de la comunicación y la globalización, sean comunes las malas interpretaciones producto de los errores de traducción. La principal función del traductor consiste en facilitar la comunicación mediante la producción de textos eficaces y funcionales. En esta era de la sofisticación de los medios de comunicación y la tecnología es indispensable estar al tanto de la evolución de las lenguas para evitar malentendidos y así lograr el objetivo primordial de sortear las barreras de comunicación.

 La tecnología hoy nos permite desterrar dudas y comprobar usos y significados de términos en distintos idiomas casi al instante pero el traductor tiene la función de poner esos términos en contexto. El traductor no es simplemente un buscador de equivalencias de un término en distintos idiomas. Su formación no abarca solamente la destreza en el uso de la lengua. Un traductor debe ser capaz de comprender un texto y de re-expresarlo en otra lengua para generar una comunicación clara y directa. El resultado de una traducción debe ser un texto que parezca escrito en la lengua de llegada, un texto natural.

Una traducción debe ofrecer al lector la seguridad de que ambos textos comunican la misma idea o mensaje, a la vez que se tienen en cuenta aspectos como el género textual, el contexto, las reglas gramaticales de cada una de las lenguas, las convenciones estilísticas...

Por otra parte, el traductor debe tener ciertas características personales que facilitarán su trabajo:

Capacidad de abstracción (para comparar el texto original con las indicaciones del encargo de traducción).

Capacidad de transferencia (para realizar la traducción).

Capacidad de decisión (elección de la estrategia adecuada para realizar la traducción).

Capacidad crítica (para evaluar su trabajo frente a las exigencias del encargo de traducción).

Como en su día dijera Christianne Nord, “La idea de que la traducción es una comparación de idiomas se va despidiendo para siempre”. Sería interesante analizar esta frase y decidir en qué medida la contratación de un traductor agrega valor a una empresa que apuesta por una buena comunicación.

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