En relación a la decisión ¿Contratar a personas voluntarias en la organización? esta es una opinión de Maria Viñas Pich
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Maria Viñas Pich
- Directora de la Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU
Esta es mi opinión de experto
El voluntario es generador de riqueza; no sólo por lo que «produce», sino porque cualquier trabajo realizado desde la libertad, con creatividad y entusiasmo, además de «efectivo», es «fructífero». Supone un salto cualitativo en la concepción actual del trabajo.
En la base del voluntario hay una aceptación gozosa de la existencia, hay una tremenda alegría de existir, que es el motor que lo hace salir de si mismo y “trabajar” en la sociedad para que todos puedan alcanzar un bienestar. El voluntario lleva la felicidad que no puede llevar el mero ejercicio de las profesiones, precisamente porque aporta un elemento en las relaciones humanas que la modernidad se empeñó en arrancar del mundo laboral: la amistad. El voluntario puede llegar a ser amigo con las personas que se benefician de su actividad; y, de esta manera, contribuye a recuperar la amistad como base de las relaciones laborales. Pues sólo sintiéndose amados es cuando se puede, en paz, vivir, sufrir o gozar y morir.
Actualmente, nos encontramos que, trabajos que hasta hace muy poco eran voluntarios como los asistentes sociales, animadores socio-culturales, cuidadores de ancianos, monitores de colonias, etc. son ahora no sólo trabajos remunerados, sino disciplinas universitarias de pleno reconocimiento.
El voluntario, que desarrolla su actividad desinteresadamente y con grandes dosis de entusiasmo y creatividad, es generador de riqueza; no sólo por lo que «produce»: servicios asistenciales, compañía, ayuda a enfermos, etc. sino porque cualquier trabajo realizado desde la libertad, con creatividad y entusiasmo, además de «efectivo», en tanto que produce un bien tangible (productivo); es «fructífero», en tanto que transmite con el modo de hacerlo, una serie de actitudes ante la vida y la existencia que contribuyen a mejorar su entorno. Supone un salto cualitativo en la concepción actual del trabajo.
Contratar a voluntarios, que han demostrado sobradamente su implicación, entusiasmo y creatividad en el desarrollo desinteresado de su trabajo, es fuente de riqueza y representa un gran aporte para las instituciones.
