En relación a la decisión ¿Creer en el cielo? esta es una opinión de Kehl Medard

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Esta es la opinión del experto

El cielo es la identidad definitivamente lograda de una persona y de su mundo, es participar plenamente en la vida del Resucitado.

Lo que designamos como cielo no es un estado «posterior» al juicio y purificación, sino otro momento del único proceso de consumación, la identidad definitivamente lograda de una persona y de su mundo.
 
La persona sólo encuentra su destino pleno como ser humano cuando su libertad se libera de toda traba, de toda falsedad... para participar plenamente en la vida del Resucitado, que trae a plenitud las más bellas posibilidades de vida, incluidas las posibilidades más humanas.
 
Examinemos algunas ideas tradicionales:

  1. « ¿Hay que concebir el “cielo” como un estado de reposo existencial imperturbado e infinito, como “descanso eterno”? (...)La felicidad del cielo consiste más bien en la sintonía entre la presencia, la permanencia y definitividad del amor recibido y el futuro de lo siempre nuevo, de lo cada vez más bello, de lo siempre único e inagotable de este amor. “El encuentro con Dios no es un descanso eterno, sino una vida desbordante y vertiginosa, una tempestad de dicha que nos arrebata, pero no en cualquier dirección, sino dirigida cada vez más hondamente al amor y a la felicidad de Dios”» (pag 289-290). 
  2. « ¿Qué significa la visión inmediata de Dios cara a cara, la visión de la esencia divina? (...) En el “cielo” somos integrados conjuntamente en la relación inmediata del Hijo con el Padre. Así nuestra comunión con Dios es siempre una “inmediatez mediada” por Cristo y su cuerpo» (pag 290). Es a partir de ahí que se explica el sentido de la expresión “cara a cara”. Y esta participación perfecta en la relación de Jesús con Dios nos muestra el fundamento de toda nuestra realidad: amor que se da infinitamente, así todo se hace totalmente transparente al amor de Dios. Ahora podemos “encontrar a Dios en todas las cosas” sin dificultad alguna. A veces se subraya demasiado el contraste entre el “creer” (aquí en la tierra) y el “ver (en el cielo). Por ejemplo, según esto, creemos que Australia existe, pero si viajamos allí, vemos que existe y cómo es. “creer” en sentido teológico significa reconocer que el fundamento está en Dios; lo que no será muy distinto en la muerte, que pasará a ser una entrega a Dios para participar sin reservas y abiertamente en la relación de Jesús con el Padre (=ver).  
  3. «Contra esa idea de “cielo” y otras similares se suele formular una seria objeción: ¿no separa el cielo a los “bienaventurados” del dolor y de los conflictos de la historia que sigue su curso? ¿Significaría, pues, la consumación última algo así como una salida total de la historia? Pero ¿cómo puede ser entonces la consumación última un don de ese Dios que actúa en la historia y la quiere transformar en reino de Dios? La respuesta puede ser: el “cielo” no significa de modo alguno una visión de Dios a-cósmica o un “estar sumergido” en Dios. Lo que esperamos de él es la experiencia plena de ver todo acontecimiento fundamentado en el amor de Dios... incluido el sufrimiento, el dolor y la muerte, el absurdo y la injusticia históricamente incomprensible, etc.» (pag 291).

 
 
 Fuente: Medard, Kehl. Escatología. Salamanca: Sígueme, 1992, pag 288-292.

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