En relación a la decisión ¿Llevar una dieta sana comiendo alimentos "bio"? esta es una opinión de David Servan-Schreiber

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Esta es la opinión del experto

El experto advierte que la etiqueta BIO no es garantía suficiente para asegurar que se trata de productos saludables. Servan-Schreiber opina que la epidemia de obesidad y la abundancia de cánceres pueden tener su origen en el tipo de alimentación que reciben los animales que comemos.

Servan-Schreiber advierte en su libro Anticáncer que una etiqueta que diga “ecológicos”, “orgánicos” o “bio” no significa necesariamente que estos productos de origen animal disfruten de un equilibrio saludable de ácidos grasos.

Si a estos animales, escribe Servan-Schreiber, solo comieron pienso orgánico de maíz y soja, pero “nunca han tomado pastos, ni hojas ni larvas naturales, su carne y sus huevos siguen siendo excesivamente ricos en ácidos grasos omega-6, que propician la inflamación, y deficientes en omega-3”.

Servan-Schreiber expone la teoría de que la única manera de mejorar el equilibrio del organismo es respetando la fisiología de los animales que nos sirven de alimento.

Dos de las mayores epidemias a nivel mundial de hoy, comenta Servan-Schreiber, son la obesidad y el cáncer:

“Después del tabaco, la obesidad es el segundo factor de riesgo de padecer cáncer. Hasta hace muy poco no estaba tan clara la relación entre obesidad y cáncer…”.

Mucha gente culpa a la comida basura y a la falta de ejercicio físico como origen del sobrepeso. Los investigadores franceses Ailhaud y Guesnet demostraron en un estudio (2004) que la obesidad infantil se había disparado por el cambio de la naturaleza de la leche a partir de 1950:

“La cantidad de ácidos grasos omega-3 y omega-6 que contiene nuestra comida dependerá de lo que hayan consumido las vacas y los pollos que nos comemos”, dice Servan-Schreiber.

El maíz y la soja con el que se ceba a los animales generan un desequilibrio en nuestro organismo. Nuestra alimentación suele tener un gran déficit de omega-3 que influye en el desarrollo del sistema nervioso, la flexibilidad de las membranas celulares y actúan como antiinflamatorios.

Además del tipo de alimentación de los animales de granja, las hormonas que se les suministran para engordar más rápidamente estimulan el crecimiento de células grasas.

El consejo que ofrece Servan-Schreiber es buscar en los alimentos una etiqueta que especifique que el animal fue “alimentado con pasto” o “rico en omega-3”.

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