En relación a la decisión ¿Desahogar mi agresividad como espectador en un partido de fútbol? esta es una opinión de Esteve Espelt

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Esta es mi opinión de experto

Según el experto, la situación de ofenderse entre los aficionados en un estadio de fútbol cuando son de países diferentes, estimula la acentuación de un tipo de racismo.

“¡Uh, uh, uh!” pueden ser gritos simiescos contra jugadores negros que se escuchan en algunos estadios de fútbol y que, en el último tiempo, se han convertido en un insulto racista repetido en numerosas ocasiones, recuerda el experto en su libro "¿Somos racistas? Valores solidarios y racismo latente").. También los cánticos y pancartas con eslóganes y símbolos racistas se encuentra presentes, afirma Espelt.
 
Para el psicólogo, tradicionalmente los grupos ultras e hinchas han servido de refugio a los grupos más radicales, convirtiendo al fútbol en un espacio para la difusión de actitudes e ideas racistas.

Hasta cierto punto, el racismo del futbol es un reflejo del existente en la sociedad, destaca el experto. Pero no sólamente, advierte el experto. “La situación que los aficionados viven en un estadio de fútbol estimula la manifestación del racismo. El partido crea un conflicto intergrupal que hace “saliente” la identidad social y puede generar un elevado clima de tensión y desinhibición emocional, facilitando la manifestación sin tapujos del racismo y de otras expresiones emocionales fuertes que habitualmente son reprimidas en la vida cotidiana”, enfatiza.
 
Siguiendo a Zimbardo, el experto destaca que en estos contextos se produce una cierta "desindividuación", es decir un proceso en el cual la persona pierde su autoconciencia y autocontrol habitual, experimentando un cambio en su comportamiento que se hace más desinhibido, emocional e impulsivo, lo que facilita la manifestación de sus prejuicios y de conductas violentas.
 
La situación multitudinaria de un estadio es propicia para que se den la condiciones que conducen a la desindividuación, señala el experto. Espelt destaca tres características que se dan en esta situación: “la inmersión en una multitud numerosa y densa facilita que las personas puedan perder el sentido de responsabilidad individual, diluyéndose éste en el grupo; la excitación está provocada por estímulos visuales (banderas, pancartas) y auditivos (himnos, gritos) aumentada por la densidad de la multitud y al consumo de alcohol; y el anonimato que proviene de hallarse “sumergido en la multitud” hace que las personas se sientan menos presionadas para actuar correctamente de acuerdos a las normas sociales externas al campo de fútbol.

(Citas extraídas del libro de Esteve Espelt "¿Somos racistas? Valores solidarios y racismo latente").

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