En relación a la decisión ¿Dar parte de los beneficios de mi empresa a causas sociales? esta es una opinión de Gustau Nerín

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Esta es la opinión del experto

Según el experto, no es muy positivo que se intente convencer a las personas que las empresas tienen un fin altruista como apoyar a "los pobres del mundo". A su juicio, todo el mundo sabe que el principal objetivo de una empresa es tener beneficios económicos detrás de estas acciones.

El antropólogo, de hecho, plantea que gracias a esta premisa, funciona a pesar de todos sus defectos, el sistema capitalista. "Pero hay quien se obsesiona en volver a demostrarnos que las empresas tienen otro objetivo: ayudar a los pobres del mundo" sentencia.
 
Por ello, destaca que entidades sociales y ONG reclaman donaciones a las “empresas con corazón” y el  Contrato Global - el decálogo sobre el desarrollo diseñado por las Naciones Unidas- defiende a las empresas como “agentes de desarrollo”. Si bien eso puede ser cierto en algunos casos, tampoco hay duda de que algunas empresas han actuado como agentes económicos para su propio beneficio: el experto recuerda el caso de las empresas mineras que, durante décadas, han expoliado los recursos del Congo Kinshasa. No obstante, añade Nerín, la ONU ha propiciado que se destinen cantidades impresionantes de dineros públicos a las empresas occidentales para facilitarles la entrada a África.
 
Paradojalmente, el modelo neoliberal se introduce en este continente mediante inyecciones de dinero público. Así, señala, la asociación entre empresa y los organismos internacionales resulta beneficiosa para las dos partes: las grandes empresas consiguen recursos que les permiten ganar mercados con un mínimo de riesgo, y los países que controlan la ONU faciliten la difusión del modelo liberal en África.
 
En muchos países del Norte, concluye el experto, las empresas compiten con las ONG para obtener los fondos destinados a la cooperación. El caso más para paradojal es el de Afganistán, donde las tareas de reconstrucción fueron encargadas mayoritariamente a empresas; muchas de ellas eran de los Estados Unidos, "precisamente el país que había dirigido la ofensiva militar, que había destruido el territorio asiático", sentencia y agrega que las ayudas internacionales a la reconstrucción beneficiaron, prioritariamente, a los mismos que habían comenzado la guerra. "Los Estados Unidos alegaron que tenían el derecho a obtener beneficios, a cuenta de los gastos realizados durante el conflicto. Y es que las bombas salen resultan caras",  critica Nerín.
 

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