En relación a la decisión ¿Hacer todas mis compras con tarjeta de crédito? esta es una opinión de David Martínez García

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Esta es mi opinión de experto

Es totalmente desaconsejable efectuar todas las compras con tarjetas de crédito dado que nos puede representar un importante descalabro en la economía familiar. Las tarjetas de crédito pueden son útiles siempre y cuando tengamos un criterio claro de utilización.

No se deben efectuar todas las compras con tarjetas de crédito ya que lo que inicialmente representaría una facilidad, puede llegar a complicar extraordinariamente una economía personal o familiar.
 
En todo caso debe combinarse el uso de tarjetas de crédito, adecuadas para un tipo determinado de compras (importe más elevado, desconocimiento previo del importe exacto, etc.) con el uso de tarjetas de débito. En este caso, el importe de la compra se debita en la cuenta del poseedor de la tarjeta en el mismo momento en que se efectúa la compra. En consecuencia si no hay suficiente saldo disponible en la cuenta, la compra se deniega. O incluso de prepago, en que el titular debe proceder a la transferencia de fondos de su cuenta a su tarjeta antes de la compra. La compra se puede efectuar siempre que el saldo disponible, en este caso en la propia tarjeta sea suficiente.
 
Las tarjetas de crédito incorporan la posibilidad de conceder crédito adicional a los titulares de las mismas, de manera que si en el momento de atender las facturas por las comprar efectuadas, no se dispusiese de los fondos necesarios, la propia tarjeta admite fraccionar el pago de la factura. En este caso el banco emisor cobra un interés, que suele ser muy elevado, por la cantidad aplazada.
 
Vemos así que un instrumento que puede ser muy útil, puede llegar a complicar mucho las finanzas de una familia, sino se tiene control en las compras, y no se gestiona correctamente el presupuesto familiar.
 
Por otro lado, la facilidad de pago que permiten las tarjetas puede facilitar el uso en compras compulsivas, al no mediar un tiempo de reflexión entre el deseo de poseer algún objeto o servicio y la posibilidad de tenerlo gracias a la tarjeta.
 
Un problemática que suele suceder en tiempos de crisis, es que el titular de una tarjeta de crédito, viéndose acuciado por la necesidad de efectuar determinadas compras y frente a la insuficiencia de los recursos mensuales, proceda al uso del límite de la tarjeta como solución al problema puntual. Esta práctica puede resultar muy perjudicial, por su facilidad en descontrolar el presupuesto mensual.
 
Ante dificultades económicas es mejor proceder a analizar en profundidad el presupuesto mensual para ver como incrementar los ingresos o como reducir los gastos, haciendo una adecuada ponderación de la necesidad y oportunidad de cada gasto. Y en todo caso, si se usa el crédito de la tarjeta como solución puntual, determinar perfectamente en que momento se recupera el equilibrio presupuestario personal.

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