En relación a la decisión ¿Impedir que mis amigos intervengan en ciertos aspectos de mi vida? esta es una opinión de José Lázaro

Imagen de José Lázaro

Esta es mi opinión de experto

Sí, el límite entre lo íntimo, lo privado y lo público sólo uno mismo lo puede establecer y nadie tiene derecho a transgredirlo.

Sobre nuestras actuaciones públicas cualquiera puede opinar y cualquiera puede interpelarnos cuando decidimos dar a conocer una actuación nuestra. En el ámbito de lo privado, en cambio, sólo tienen derecho a entrar aquellos a quienes nosotros se lo demos explícitamente porque queremos compartirlo con ellos. El ámbito de lo íntimo es inviolable y nadie puede legítimamente invadirlo, ni conocerlo siquiera salvo en el caso de que nosotros decidamos compartirlo con nuestro círculo de relaciones privadas o bien hacerlo público.
Si todo el mundo puede opinar sobre lo que hacemos de forma pública ya está, de hecho, influyendo con su opinión, positiva o negativa, sobre nuestras actuaciones. Los elogios en público nos agradan y refuerzan el tipo de conducta que los consiguen. Los reproches pueden causarnos irritación y obligarnos a defendernos con argumentos, pero también suelen llevarnos a reconsiderar lo que estamos haciendo y, muchas veces, modificarlo.
Todo el que intenta influir sobre otro, intervenir en algún aspecto de su vida, ha de someter a deliberación consigo mismo la conveniencia de hacerlo. ¿En qué medida sé yo que mi amigo está cometiendo un error sin darse cuenta? ¿No podría ser que él estuviese en lo cierto y yo equivocado?
Si me piden consejo tengo que ser prudente al valorar el beneficio y el daño que puedo realizar al darlo, pero si no me lo piden son aun mucho más fuertes las razones para pensar bien la conveniencia de dar una opinión antes de hacerlo. Sí alguien a quien estimamos cambia de actitud por seguir mi consejo y los resultados son desastrosos lamentaré no haber tenido la precaución de callarme. Una estrategia de eficacia maquiavélica es la de estimular a nuestros enemigos para que tomen una decisión de la que nosotros sabemos (aunque ellos lo ignoren) que les va a perjudicar. También podemos, por imprudencia bienintencionada, empujar a nuestros amigos al abismo.
En cualquier caso, hay situaciones en las que uno se expone abiertamente al juicio ajeno y hay espacios en los que cualquier opinión espontanea es una intromisión lamentable. También hay quien pide a veces críticas cuando en realidad no piensa admitir más que elogios y reaccionará mal contra el que satisfaga su demanda aparente. Los mecanismos ocultos de la comunicación humana están llenos de dobleces y la humildad no es muchas veces nada más que orgullo disfrazado.
Hay que ser muy prudente a la hora de intervenir en la vida de las personas a las que estimamos. Mucho más, todavía, si ellas no nos han pedido que lo hagamos. Y hay decisiones personales en las que nadie tiene derecho a intervenir ni siquiera con consejos. Como en otras tantas ocasiones, es cuestión de límites.

×

Para poder participar debes ser usuario de Dontknow

Cargando...
×