En relación a la decisión ¿Apoyar la incorporación masiva de la población a las redes sociales? esta es una opinión de Iolanda García Sánchez

Sí

• Iolanda García Sánchez
• Psicóloga Social

Esta es la opinión del experto

En su artículo “Políticas para la inclusión social mediante Tecnologías de la Información y la Comunicación”, publicado en  www.usal.es, boletín digital de la Universidad de Salamanca, Dña. Iolanda García González, experta en Psicología y Ciencias Pedagógicas de la Universitat Oberta de Catalunya, alerta sobre la llamada “exclusión social”,  provocada, no por cuestiones de carencias de tipo material, sino por la suma de tres factores:  

(i) la capacidad para el “acceso relacional” y uso de los servicios disponibles en la sociedad,

(ii) la integración en redes sociales protectoras y

(iii) el nivel de participación en redes sociales.

Para la Sra. García González, hoy en día el concepto de exclusión social va más allá de las formas de desigualdad “clásicas” para adentrase en el terreno de la no-integración social que se identifica con la exclusión de las redes sociales.  Así, mientras que la exclusión económica se asocia al desempleo, a bajos ingresos y bajos niveles de acceso a ciertos bienes y servicios y la exclusión política tiene que ver con la privación de determinados derechos políticos y con la falta de participación, la llamada exclusión de las redes sociales tiene una dimensión social relacionada con el nivel de acceso a los servicios sociales y las oportunidades para la participación social.

La exclusión de redes sociales se  identifica con el concepto de “fractura o brecha digital” que, como dice Iolanda García González, se refiere a la distancia entre aquellas personas y comunidades que dominan, acceden y utilizan eficazmente las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), y aquellas que no.  En Europa esta “fractura digital” es evidente y las estadísticas muestran como se va sumando a los factores tradicionales de riesgo de exclusión social como son el bajo nivel formativo, la edad, el género, la ocupación o el nivel de ingresos.

El acceso a los ordenadores y a Internet, así como la habilidad para hacer un uso eficaz y social de las TIC son ya imprescindibles para la plena participación en la vida política, económica y social en los países desarrollados.  Por ello, un sujeto será tanto más autónomo e independiente, cuanto mayor sea su nivel de participación en su desarrollo.

También afirma la Sra. García Sánchez que “la rapidez del cambio tecnológico, junto a la debilitación de la estructura de familia tradicional y la crisis del estado del bienestar, puede llevar a un incremento de la fragmentación social y la consecuente exclusión de aquellos grupos sociales más desfavorecidos”, pudiendo condenar a estos grupos sociales al aislamiento por carecer de la cualificación necesaria para hacer frente al cambio tecnológico.

Para paliar la situación anterior, la experta propone favorecer el “desarrollo de políticas para la aceleración de la adopción de estas tecnologías por parte de los ciudadanos, lo que implicaría, además de disponer del equipamiento de hardware necesario, el acceso a Internet, así como el desarrollo de las capacidades necesarias para su uso.  Este tipo de políticas se fundamentan en la confianza que, de un tiempo a esta parte, se está depositando en las posibilidades de las TIC para luchar contra la exclusión social, también llamada “tecno-optimismo”  

Las dos razones principales que esgrime la experta para el uso de las TIC en la potenciación de la inclusión social, son: a) la ubicuidad de las TIC, que las hace indispensables para la participación en la sociedad del conocimiento; y b) la interdependencia existente entre la inclusión social y la e-inclusión, que las hace reforzarse mutuamente.

Iolanda García González se muestra partidaria de apoyar la incorporación masiva de la población a las redes sociales posibilitando que personas y comunidades hagan un uso lo más provechoso posible de las herramientas y servicios tecnológicos, de modo que les capacite para participar plenamente en la sociedad y les permita controlar el rumbo de sus vidas.