En relación a la decisión ¿Participar en canales de consumo colaborativo? esta es una opinión de Jeremiah Owyang

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Esta es la opinión del experto

Para Jeremiah Owyang, fundador de The Crowd Company, es importante tener en cuenta algunos aspectos negativos del “consumo colaborativo”, un patrón de consumo cada vez más extendido en el que el poder cambia de manos y se alteran las redes tradicionales del comercio.

En su post “The dark side of the collaborative economy”, publicado en el blog “web-strategist.com”, que Jeremiah Owyang, socio fundador de The Crowd Company dedica a ofrecer una amplia cobertura al fenómeno del consumo colaborativo, este experto en “social media” y “crowdsourcing”, señala una serie de retos pendientes que el consumo colaborativo debe superar con éxito antes de consagrase como una opción al consumo tradicional.

La lista de retos es larga y exhaustiva pero, antes de pasar a destacar algúno de ellos, hemos de señalar que el Sr. Owang tiene publicado en este mismo blog otro post, The Three Drivers of the Collaborative Economy, en el que estudia el consumo colaborativo desde otro prisma bien distinto.

La posibilidad de que se trate de una actividad ilegal, encabeza la lista de inconvenientes del consumo colaborativo.  Según Jeremiah Owang, en algunas jurisdicciones es ilegal actuar como una empresa, si realmente no lo eres.  Entre éstas, destacan Amsterdam y la ciudad de Nueva York.

La mala imagen psicológica de lo “usado”, es también para el fundador de The Crowd Company, un freno importante para el éxito del consumo colaborativo, por no hablar de esa mentalidad tan arraigada en las sociedades occidentales que impone la imagen de propiedad como expresión de triunfo.  El mero hecho de compartir atenta contra los valores que alimentan esa mentalidad.

En otra esfera, los modelos de negocio tradicionales se ven amenazados según los ciudadanos se van haciendo con los mandos del comercio.  Obviamente a las grandes firmas no les agrada ver como el ciudadano las margina al convertirse el propio ciudadano en una empresa privada de abastecimiento propio y de los demás.  Por no hablar, del Estado y su previsible reacción ante la caída de la recaudación de tributos.

Por si no fuera poco lo anterior, el Sr Owyang plantea las carencias de controles sanitarios y de aptitud para el consumo que irían surgiendo en el tráfico de bienes y mercancías, además de una progresiva laxitud en las responsabilidades por daños en el uso por ir diluyéndose el concepto “propiedad” y de los derechos y obligaciones que de el se desprenden. 

Un sistema de intercambio basado exclusivamente en la honradez y confianza entre sus participantes carece de una base lo suficientemente sólida.      

Las anteriores son algunas de las razones que el fundador de The Crowd Company, especialista en social media y experto en operaciones de crowdfunding, opone al consumo colaborativo y son fruto, como el mismo escribe, de un exhaustivo estudio de esta tendencia, a la que en otros artículos ensalza con argumentos igual de contundentes que los anteriores. 

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