En relación a la decisión ¿Dar dinero a los pobres? esta es una opinión de Jordi Cussó Porredón

Imagen de Jordi Cussó Porredón

Esta es mi opinión de experto

Podemos darles un dinero y ayudarles en lo que buenamente podamos. Cuando alguien me tiende su mano siempre puedo responder afirmativamente, sabiendo de antemano que no tengo ninguna obligación de hacerlo. Al que pide, puedo darle o no, pero siempre lo haré desde una relación de mutua gratuidad.

Hemos de reconocer que muchos de los pobres no nos son desconocidos, porque la mayoría de ellos forman parte del paisaje de nuestra sociedad, los hemos visto y saludado en la puerta de nuestras iglesias, por las calles o en las plazas por donde transitamos. Ellos están allí, hacen su vida, de vez en cuando nos agobian porque nos piden dinero o alguna otra cosa, o porque un poco alterados por el alcohol nos molestan con sus comentarios.
 
Pero no hay duda de que son personas que tienen todo el derecho a ser atendidas y ayudadas por la sociedad. Ellos como nosotros no han pedido existir, por lo tanto tienen derecho a que la sociedad les dé los recursos necesarios para que desarrollen su vida con dignidad. No es nada fácil ayudar a los sin techo. Unas veces porque no tenemos los recursos necesarios, y otras porque ellos mismos no quieren ser ayudados y con frecuencia, porque las ayudas que nosotros les ofrecemos, a ellos parece no interesarles. Hay un conflicto de voluntades, la de toda la sociedad que quisiera no verlos en esta situación, y la de ellos, que se esfuerzan para que les veamos lo más posible en las plazas nuestro pueblo o ciudad. Siempre nos queda pedir unas buenas políticas sociales por parte de los poderes públicos y que las iniciativas de los ciudadanos tengan suficiente creatividad, y sean lo suficientemente valientes para buscar soluciones a un problema tan delicado. Pero lo cierto, es que cuando tienden su mano, siempre nos interpelan, porque hemos de plantearnos si les damos o no dinero.
 
Ellos están en su derecho de pedir y ello en sí mismo no es nada malo. A nosotros nos toca responder a esa demanda y tener que responder es lo que realmente nos molesta. Les daríamos el dinero si tuviéramos la seguridad de que se los gastarán en aquello que a nosotros nos parece conveniente. Pero como pensamos que harán mal uso y lo gastaran en vino u otras cosas peores, encontramos una justificación para no darles nada. Tengo la sensación que no terminamos de entender que significa ser pobre. Nosotros queremos en nuestros barrios unos, pobres que sean educados, respetuosos, que no beban, que ahorren y compren comida, etc. Si fueran como nosotros pensamos que han de ser, ya no serían pobres; son pobres porque son como son, porque padecen todas esas cosas que a nosotros tanto nos molestan. Por tanto pienso que si podemos darles un dinero y ayudarles en lo que buenamente podamos. Cuando alguien me tiende su mano siempre puedo responder afirmativamente, sabiendo de antemano, que no tengo ninguna obligación de hacerlo. Al que pide, puedo darle o no, pero siempre desde la gratuidad, no des de la obligación ni exigiendo que sea para un fin determinado.
 
El que pide tampoco puede exigir que se le dé, porque esa exigencia es la que impide la razón por la que quiero darle: la gratuidad. Pero lo que no podemos hacer es no afrontar esa realidad que seguramente irá en aumento en nuestras ciudades. Y afrontar la realidad, es tratar con dignidad a estas personas, saber de sus problemas y ayudarles en lo que podamos. Muchas veces para recoger el fruto de de alguna mata que estaba llena de espinas, hemos salido llenos de arañazos. Pero a esos arañazos nos les dimos importancia al saborear el fruto recogido. En la vida también hay hombres y mujeres que cuando te acercas a ellos, tienen “espinas” y en la convivencia cotidiana hieren nuestra piel. Pero estas espinas que algunas personas puedan suponer para la sociedad en la que viven, no da derecho a desperdiciar y tirar el fruto que llevan en su interior. Además, con el tiempo uno descubre que muchas de estas espinas las plató la misma sociedad, cuando hizo sufrir a estas personas una serie situaciones que ellas nunca habrían elegido o deseado.

Comentarios
Imagen de ZARAR TIENDA
Martes, 12 de Febrero de 2013 a las 21:55

Me adhiero a tu comentario, me parece muy apropiado.

Imagen de Elisa V
Miércoles, 05 de Marzo de 2014 a las 19:20

Usted podría ayudar a un familiar con discapacidad del 85% Dr su cuerpo y que es una persona muy luchadora, espero que si, puedo acreditar lo que comento con documentos.

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