En relación a la decisión ¿Ir a misa todos los domingos? esta es una opinión de José Cristo Rey García Paredes

Imagen de José Cristo Rey García Paredes

Esta es la opinión del experto

Para este autor el domingo es el día sagrado por excelencia, es el principio vital de todo. Es el día en el que el cristiano encuentra su «forma eucarística» de existencia que después ha de desplegar en la semana laboral. El domingo es por lo tanto el eje estructurador de la vida del cristiano.

José Cristo Rey García en el artículo titulado «La Eucaristía, “forma” de Vida Cristiana y fuente de testimonio», en el que comenta la tercera parte de la exhortación apostólica «Sacramentum Caritatis» del Papa Benedicto XVI (a partir de ahora SCa), señala como los cristianos de todo el mundo se reúnen –ya desde el principio– el día del Señor, el día posterior al sábado para expresar su fe en la resurrección de Jesús, expresarla y vivirla.
 
Este autor afirma que el domingo no es un paréntesis dentro de la semana, sino que se trata más bien del día primero de la semana «porque en él se hace memoria de la radical novedad traída por Cristo» y desde ahí se transforma la vida ordinaria. El domingo es el día en el que el cristiano encuentra su «forma eucarística» de existencia que después ha de desplegar en la semana laboral. Por eso, es propio de los cristianos vivir cada día según el día del Señor. ¡Esa es la gran razón del precepto dominical, para hacer de la eucaristía principio vital auténtico (Cf. SCa, 73).
 
De esta forma continuará García diciendo que excluirse de la asamblea eucarística dominical es como desgajarse del cuerpo, des-incorporarse, excomulgarse, es también optar por la de-formación, por olvidar el principio transformador.
 
El sábado era para los hebreos el día «santo», el día «separado» de lo profano, es decir de los seis días laborables. El sábado es para ellos el proto-día, no solo el primer día de una serie, sino el «día por excelencia», el día separado por el mismo Dios para entrar en el descanso: «te conduce hacia fuentes tranquilas y repara tus fuerzas» (Sal 22). Para los cristianos el proto-día es el «dies Domini», el domingo, el día sagrado por excelencia, en el cual se entra en el descanso del Señor Resucitado y se reparan fuerzas.
 
El creyente que participa en el domingo como principio vital, se torna en anunciador y guardián del sentido del tiempo, pues en el «dies Domini» aprende cual es el sentido de todo, la vida y la muerte, las relaciones y el trabajo.
 
En la mencionada exhortación apostólica el Papa Benedicto XVI, pide que el día del Señor sea día separado de la semana laboral y así reconocido por la sociedad civil. Sólo así podrá ser principio de una nueva forma de vida. De este modo se relativiza el trabajo y se entiende en su relación al ser humano y no al revés. No hay que idolatrar el trabajo, ni hacerse esclavo de él, pues el trabajo no da el sentido último y definitivo de la vida (cf. SCa, 73).
 
Finalmente concluye que, quien cada domingo participa en la acción litúrgica, escucha la Palabra, comulga el Cuerpo y la Sangre de Jesús, nutre y alimenta su vida y vive en Cristo Jesús. Aquí es donde sobre todo, acontece la «communio sanctorum». La comunión con el Santo de los Santos realiza también la comunión entre nosotros.
 
Fuente: García Paredes, José Cristo Rey. «La Eucaristía, “forma” de Vida Cristiana y fuente de testimonio». Estudios trinitarios, 42:2 (2008), p.287-306.

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