En relación a la decisión ¿Mantener mi matrimonio por el bien de mis hijos? esta es una opinión de José Lázaro

No
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Esta es mi opinión de experto

No: los niños perciben enseguida lo auténtico y lo falso. Condenarlos a vivir bajo una relación putrefacta o fingida es educarlos en la inautenticidad.

La moda del existencialismo, en las décadas centrales del siglo veinte, fue tan espectacular como efímera. Pero, tras su rápido eclipse, dejó algunas cosas muy valiosas: una de ellas es el haber puesto en el centro de la vida humana el concepto de autenticidad. Prescindiendo de las profundidades ontológicas que dieron al término “autenticidad” autores como Heidegger, Jaspers, Sartre u Ortega (con muy ricos matices que sólo pueden plantearse dentro de un conocimiento especializado de la filosofía), en un sentido general puede decirse que los niños (y mucho más los adolescentes) distinguen fácilmente una relación auténtica de otra fingida y pocas cosas les resultan más dañinas que la falta de autenticidad en la conducta de sus padres.
 
Cuando una relación de pareja está brotando o creciendo, irradia afecto y bienestar a su alrededor. Cuando se está descomponiendo, irradia pestilencia. Por más que se intente aparentar buenos sentimientos y fingir alegría, el alejamiento afectivo de dos personas que antes se quisieron es una fuente continua de roces, de suspicacias, de rencores. La ambivalencia consustancial a los afectos humanos hace que el amor del pasado se convierta fácilmente en una virulenta hostilidad presente, sobre todo cuando la persona que fue amada y ya no lo es se transforma en una molesta presencia cotidiana. Los que están alrededor no pueden dejar de percibirlo. Incluidos los niños. Las relaciones personales nacen, crecen, se deterioran y mueren.
 
Cuanto más se cuiden, cuando mejor se cultiven, cuanto más inteligentemente se planteen, más gratificaciones dan y más tiempo duran. Cuando están ya podridas de forma irremediable, hay que cortar por lo sano e ir en busca de nuevas relaciones auténticas. Decía Nietzsche: “Donde no se puede amar, es mejor pasar de largo”. Porque empeñarse en vivir aparentando alegría en medio de la tristeza y aparentando cariño en medio del rencor es todo un ejercicio de cinismo que no consigue nada más que demostrarlo, antes o después. Y eso lo perciben también los niños.

Comentarios
Imagen de Elsa G.
Domingo, 30 de Junio de 2013 a las 13:19

Es dificil contradecir a todo lo que expone, pues sin duda es lo más razonable y lo más sensato.
Intento trasladarme a mi infancia. Unos padres trabajadores, sin muchas diversiones, con un trato correcto y poco más. Me dieron unos pilares firmes y sinceramente no sabía muy bien qué era lo que pasaba tras la puerta de su dormitorio. Hay muchas formas de matrimonios rotos. Los hay traumáticos y violentos y los hay consensuados. Cuando hay violencia en el entorno, hay que eliminarla,es ni se discute. Cuando hay consenso,respeto y el objetivo común del desarrollo de los hijos es aceptable. Hay muchas parejas que esperan a que sus hijos maduren para poner fin a ese contrato, me parece algo loable y válido. ´Vivimos tiempos en los que todo lo que no funciona se tira y no se acude al taller de reparaciones para ver si te puede aguantar un poco más hasta que vengan tiempos mejores y poder comprar otro nuevo.., en fin es un símil un poco tonto, pero creo que muchas personas pueden encontrarse identificadas con esto y creo además que hay muchas mas de lo que parece. Gracias por su exposición.

Imagen de José Lázaro
Martes, 02 de Julio de 2013 a las 9:36

Estoy completamente de acuerdo con lo que dice la doctora García del Mar, que además introduce un matiz muy importante: dar una respuesta general a una cuestión general, como nos plantea Dontknow, puede ser muy razonable en términos generales, pero puede requerir muchas excepciones (o al menos muchas matizaciones) en casos particulares. Los que señala la doctora García del Mar son un buen ejemplo de eso que tradicionalmente se llamaba "mentira piadosa", que en algunos casos puede tener consecuencias muy positivas, por ejemplo, para facilitar en unas determinadas circustancias el bienestar y el desarrollo óptimo de los hijos.

Imagen de Juan Jose Martínez Jambrina
Martes, 09 de Julio de 2013 a las 7:46

Hola. No estoy de acuerdo con el Profesor Lázaro. O al menos, no con tanta generalización como él lo hace. Por supuesto que cuanto mejor funcione una pareja mejor irán las cosas para todos. Pero en el fondo, todos sabemos que la pareja suele saltar por los aires con la llegada del primer hijo. La pareja idílica, de novela, quiero decir. El resto, la gran mayoría son situaciones muy cercanas a lo que cuenta Elsa García. La biología hace bastante al respecto manteniendo con cierto vigor reproductor al varón hasta una edad avanzada. Pero para lo que nos interesa, las relaciones de pareja son mas costumbre que amor, mas dependencia que relaciones equilibradas. Y tampoco hay que tomar ese camino tan tajante como posmoderno y hedonista del Profesor Lázaro. No estamos a gusto pero tal vez si sabemos que los que crecen se van a beneficiar, todo se lleve mejor.

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