En relación a la decisión ¿Mostrar las imágenes y detalles de hechos violentos? esta es una opinión de José Lázaro

Imagen de José Lázaro

Esta es mi opinión de experto

Sí, para comprender la violencia (o cualquier otro fenómeno complejo) hay que profundizar en ella y analizarla hasta el mínimo detalle. Aunque no todo el mundo tenga que hacerlo.

En el panfleto titulado Nada es sagrado, todo se puede decir, Raoul Vaneigem sostiene que “la tolerancia absoluta de todas las opiniones ha de basarse en la intolerancia absoluta de todas las barbaries”. El problema es si las imágenes y los relatos detallados de hechos violentos hay que ponerlos del lado de las opiniones o de las barbaries. No es un problema fácil de resolver, pues muchas veces el mismo germen que provoca la enfermedad puede servir para hacer la vacuna contra ella: todo depende de la dosis y de la forma en que se administre. Es muy notable el hecho de que en los periódicos digitales las noticias referentes a la violencia sexual suelan ser de las más leídas, especialmente si incluyen detalles concretos.
 
El éxito comercial del cine gore y de los espectáculos violentos en general parece estar vinculado a la gratificación imaginaria de las pulsiones más crueles y primitivas del ser humano. Pero desde la Antigüedad se viene discutiendo la función catártica (purificadora) de las representaciones trágicas y violentas. La fantasía suele tender a escenificaciones horrendas, lo discutible es si con ello nos protege de realizarlas, nos consuela de no poder realizarlas o nos incita a realizarlas. Platón decía que los buenos son los que se conforman con soñar lo que los malos realizan. El problema está en delimitar las dos funciones opuestas de las representaciones violentas: la que permite conocer y combatir los hechos representados y la que se recrea en ellos y puede empujar a realizarlos.
 
La censura ha sido siempre un instrumento dictatorial al servicio del oscurantismo: en las sociedades libres todo tipo de novelas, películas o discursos circulan sin problema y acaban encontrando el público que les corresponde. Ese es un gran valor a defender, porque a las ficciones o las teorías patógenas las neutraliza la libre competencia con ficciones y teorías sanas, pero las estimula y las refuerza la prohibición (que además es prácticamente inaplicable en los tiempos de internet).
 
Los tribunales de justicia pueden evitar casos flagrantes en que imágenes o relatos concretos sirven como instrumento para aumentar el sufrimiento de las víctimas. A nadie se le ocurriría estrenar en un cine comercial la hipotética grabación efectuada por un sádico de la tortura y asesinato de un niño, pero esa grabación podría ser valiosísima para el policía que intenta detener a su autor, para el psiquiatra que lo perite, para el tribunal que lo juzgue y para el investigador que busque la manera de neutralizar al siguiente aficionado a la tortura y asesinato de niños.

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