En relación a la decisión ¿Pensar que la creencia fuerte lleva al fanatismo? esta es una opinión de José Lázaro

Sí

• José Lázaro
• Profesor de Humanidades Médicas, UAM. Escritor.

Esta es mi opinión de experto

Uno de los peligros que tienen las creencias es que pueden ser el primer paso de la pendiente resbaladiza que conduce hacia los dogmas, de los dogmas al fanatismo y del fanatismo a la violencia. Esto no quiere decir que todos los creyentes acaben siendo violentos: se puede perfectamente dar el primer paso por un camino del que nunca se llega a dar el segundo, ni mucho menos el tercero. Lo que quiere decir es que todos los fanáticos violentos empezaron siendo creyentes.
 
Hay una diferencia abismal entre san Francisco y Torquemada, entre Marx y Stalin, entre una patriota alemán y un nazi. Pero todos los fanáticos fueron antes idealistas que, poco a poco, endurecieron cada vez más sus creencias, haciéndolas impermeables a la crítica, cargándolas cada vez más de afectos, confundiéndolas cada vez más con su propia identidad personal, compartiéndolas cada vez más con el grupo de “los nuestros”, alejándolas cada vez más de las creencias del vecino… En el peor de los casos (afortunadamente, solo en ése) el proceso culmina con el fenómeno que Enrique Baca ha denominado “la construcción del enemigo”: se empieza a pensar que el vecino, que compite —lógicamente— con nosotros, en realidad no sólo nos perjudica sino que nos odia, en el fondo no es como nosotros, es un extraño, nos es hostil, es nuestro enemigo, está dispuesto a destruirnos… por lo tanto debemos destruirlo, en defensa propia, antes de que él nos destruya a nosotros. Violencia “preventiva”. Todos los terroristas están convencidos de que ellos matan en defensa propia.
 
Las creencias compartidas son el núcleo que aporta identidad colectiva a un grupo humano. Pero todo grupo humano tiene una tendencia natural (peligrosísima) a pensar que los demás grupos son menos humanos que ellos, porque no hablan la misma lengua, porque no tienen las mismas costumbres, porque no creen en las mismas cosas…
Las creencias moderadas pueden perfectamente ser pacifistas. Pero las creencias demasiado fuertes pueden acabar siendo mortíferas