En relación a la decisión ¿Pensar que se vive mejor cuanto más dinero se tiene? esta es una opinión de José Lázaro

No

• José Lázaro
• Profesor de Humanidades Médicas, UAM. Escritor.

Esta es mi opinión de experto

Según la anécdota transmitida por Luis Racionero, en una ocasión le pidieron a Josep Pla que empezase a colaborar en el "Saturday Evening Post". Los honorarios eran espectaculares para la época. Pla rechazó la oferta argumentando: “ganar tanto dinero me descabalaría el presupuesto”. En contra de lo que se podría pensar observando el comportamiento humano, el dinero es un medio para la satisfacción de los impulsos, no un fin en sí mismo. Aunque muchos estarán de acuerdo con esta tesis cuando la piensan, casi nadie actúa de forma coherente con ella. Estamos automáticamente condicionados para actuar sobre la base de que cuanto más dinero tengamos, mejor.
 
No hay empresa, por espectaculares que sean sus beneficios, que decida limitarlos porque todas sus necesidades están cubiertas. Tampoco suelen hacerlo los individuos humanos. Son frecuentes los casos de potentados cuya enorme fortuna les permitiría comer lo que deseasen, vivir como quisieran, disfrutar de todos los caprichos que se les ocurrieran aunque viviesen doscientos años. Su vida cotidiana no cambiaría en ningún aspecto aunque multiplicasen (o dividiesen) su fortuna por dos. Sin embargo viven angustiados por las pérdidas que les produce la Bolsa, trabajan hasta el agotamiento para incrementar su gigantesca cuenta bancaria y llegan a cometer delitos y crímenes para saciar su insaciable deseo de ganar más dinero.
 
En el fondo de esta aparente paradoja se encuentra uno de los grandes temas del pensamiento contemporáneo: así como las necesidades personales son siempre limitadas (y por tanto se pueden satisfacer con recursos limitados) los deseos humanos son por naturaleza insaciables: nunca se alcanza el objetivo que se cree desear porque todo deseo se dirige a un fantasma detrás del cual se encuentra otro, y detrás otro, y detrás otro… Para la racionalidad sensata, el dinero es sólo un medio que nos permite resolver nuestras necesidades y comprar nuestros placeres. Para la mente humana, el dinero es un fantasma que promete la satisfacción de todos los deseos… y no logra cumplir nunca su promesa. Freud escribió un artículo (decepcionante) que tiene un título espléndido: “Los que fracasan al triunfar”. Todo el que intenta realizar plenamente sus deseos fracasa cada vez que lo consigue. Quizá porque el deseo —como el otro gran impulsor de la conducta humana (el orgullo)— es por su propia naturaleza insaciable: cuanto más lo alimentamos, más alimento nos pide.