En relación a la decisión ¿Pensar que se vive mejor cuanto más dinero se tiene? esta es una opinión de José Luis González Quirós

No

• José Luis González Quirós
• Filósofo y analista político

Esta es mi opinión de experto

Lo malo del dinero no es el dinero mismo, sino nuestra relación con él, cuando el dinero en lugar de ser nuestro, se convierte en nuestro dueño. Otro error es pensar que la felicidad pueda consistir en la posesión de bienes físicos o externos, lo que no quiere decir que sea fácil ser feliz en ausencia extrema de ese tipo de bienes, como bien supo ver Aristóteles. El señorío, aunque la palabra pueda sonar hoy un poco rancia, consiste en poseer, no en ser poseído.

Pues bien, poseer dinero sin que el dinero nos domine es, me parece, un bien indiscutible, algo que ayuda mucho más que dificulta la consecución de una vida feliz. Lo que ocurre es que la codicia por poseer más y más dinero oscurece muy frecuentemente la vida de tantas personas que puede llegarse a pensar en el dinero como un obstáculo, como un desvalor, idea que, por otra parte, es muy frecuentemente promovida por los envidiosos, que, como se sabe, siempre abundan. Tener dinero no debe identificarse tampoco con un modo de vida y para eso recurriré a un ejemplo bastante notable.

Warren Buffet es uno de los hombres más ricos del mundo, posee el 20% de Coca Cola, y porcentajes nada desdeñables de IBM, American Express y otras sociedades nada pequeñas. Sin embargo vive de una manera extraordinariamente modesta, en una casa común en Omaha, su coche no es un superdeportito y cuenta los años por decenas, no tiene yate y ha desheredado a sus hijos para destinar su fortuna a financiar diversos fines sociales y de investigación, a través, sobre todo, de la Fundación de Bill y Belinda Gates. Ya sé que una golondrina no hace verano, pero un solo caso contrario basta para falsar cualquier teoría general.

En fin, el dinero abundante no tendría que condicionar la vida de nadie, aunque su escasez se la amargue a muchos. Me parece pues que es obvio que más dinero proporciona mayores posibilidades y otorga más libertad, lo que difícilmente puede considerarse malo, si se parte de la base de que el dinero no sea el argumento principal que condicione nuestro modo de vida, de que no sea nuestro dueño. Ya sé que no siempre es así, pero no se puede negar que es posible vivir al margen del dinero, de las riquezas, que se posee, sean muchas o pocas, y que es más fácil conseguirlo si se tiene dinero mucho o suficiente que si se carece de él.

Lo que sin duda necesitamos es que las sociedades tengan ante el dinero y la riqueza una actitud más racional, que no lo consideren un mal, que no lo envidien y que no se sometan a sus supuestas leyes, que no son las del dinero sino las de la codicia, la envidia y la mezquindad. Así pues, la respuesta tiene que ser negativa: no siempre se vive mejor cuanto más dinero se tenga, el tener más dinero no aumenta proporcionalmente las posibilidades de una vida mejor, más coherente, más sabia, más feliz, pero, indiscutiblemente, otorga mayores posibilidades de elección.

Tal vez el ideal pueda formularse diciendo que se ha de procurar el dinero suficiente para poder llevar la vida que se desea, aunque sin poner los medios por delante de los fines, porque existe el riesgo de que intentando conseguir lo que consideramos necesario para sentirnos mejor y vivir más libremente nos volvamos esclavos de aquello que supuestamente buscamos como un puro medio. Hay una expresión latina, de las Sátiras de Juvenal, que lo expresa con enorme elegancia: “propter vitam vivendi perdere causas”, por la vida perder aquello por lo que vale la pena vivir. Aunque Juvenal lo refería al deseo de honores, al riesgo de hacer algo indigno para conseguirlos, puede valer perfectamente para entender que hay que moderar la pasión por el dinero, para decir que no merece la pena perder la vida por ser más rico, sino saber aprovechar siempre de la mejor manera las posibilidades que nos otorgue el dinero que podamos conseguir honestamente.