En relación a la decisión ¿Reforzar con mi voto que el parlamento tenga más control sobre el gobierno? esta es una opinión de José Luis González Quirós

No
Imagen de José Luis González Quirós
0 votos

Esta es mi opinión de experto

La función original de los Parlamentos era, efectivamente, aprobar los impuestos y poner límites a los gastos de la Corona, a sus posibles abusos. A partir de las revoluciones democráticas, los Parlamentos se centraron en legislar, pero conservaron un poder de control del Gobierno. ¿Cómo hacerlo?

En Europa, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos y en Inglaterra, el Estado, una institución que se puede dudar que exista como tal en la democracia americana, incluso en la inglesa, donde sí hay un Gobierno fuerte, pero no exactamente un Estado, se ha convertido en un Estado de partidos, una institución completamente controlada por los partidos políticos que controlan al tiempo el ejecutivo y el legislativo, con el agravante, en España, al menos, de que se han empeñado, con bastante éxito, en controlar también el poder judicial para que no interfiera en sus actuaciones y sus intereses. Entre nosotros, por tanto, no hay tanto un problema que consista en conseguir que el Parlamento controle más y mejor al Ejecutivo, sino en evitar que un pequeño grupo de líderes, a veces una sola persona, no tenga el control absoluto del Parlamento y también del ejecutivo.
 
Nuestras democracias están funcionando como sistemas electorales de legitimación del poder del ejecutivo, que se renueva o se cambia cada cuatro años, pero no cumplen bien el papel de representar los intereses de los ciudadanos, que son cambiantes y complejos, es decir, difíciles de representar. Mientras no resolvamos este problema, que, a mi modo de ver, depende más de tradiciones y de un cambio en la cultura política vigente, que de cambios legislativos, no habrá más que una deficiente democracia representativa, controlada férreamente por los que obtienen la mayoría en el Congreso de los Diputados, aún haciendo lo contrario a lo que cupiera esperar del mandato electoral que han recibido.
 
En general, lo que está sucediendo no es que el Parlamento controle mal al ejecutivo, sino que el ejecutivo controla perfectamente al parlamento a través del partido que sujeta firmemente las actuaciones de los diputados que, de manera habitual, no actúan conforme a su conciencia o a los intereses de sus electores, sino que obedecen al jefe del partido que los ha puesto en las listas electorales y que los quitará de ellas si se muestra díscolos. Los diputados conservan formalmente el poder de controlar al Gobierno, pero dejan dócilmente que el Gobierno les controle a ellos. Este es el problema que hay que resolver si se quiere restaurar una mínima separación de poderes y si se quiere garantizar que el Parlamento represente a los electores y no se limite a obedecer disciplinadamente las órdenes que recibe del partido y del Gobierno, que es una única realidad con doble apariencia.
 
Contra lo que suele creerse, este problema no se arreglaría fácilmente cambiando la ley electoral, además de que es difícil pensar que vayan a a cambiar una ley quienes resultan beneficiados por ella. El sistema electoral español favorece la formación de Gobiernos estables y eso es bueno, pero no permite que la democracia sea algo más que un proceso de legitimación del Gobierno, y eso es malo. Cuando los diputados se deben a los electores y no a los jefes del partido, se ocupan de defender los intereses de quienes les han votado; cuando se deben a los jefes del partido, simplemente se ocupan de obedecer, una realidad que es dolorosa pero obvia y que afecta de manera muy directa a nuestras democracias. por ejemplo, ante un caso obvio de corrupción, los diputados no se ocupan de sanear la conducta de sus compañeros, sino de evitar que puedan ser castigados por intentarlo, o sea, tratan de que la corrupción pase a segundo plano, que se judicialice, para controlar allí sus efectos, o que se interprete por los electores como un caso de mero ataque al partido de sus rivales: un desastre que lleva a que la corrupción crezca, a que no se castigue o a que, cuando se castiga por los Tribunales, los Gobiernos procedan a indultar a los condenados.
 
¿El remedio? No es fácil, pero se requeriría que los ciudadanos forzasen a los partidos a practicar la democracia interna para elegir a los candidatos y evitar su nombramiento por los líderes. Este paso los ligaría a los electores y sería el camino correcto.

×

Para poder participar debes ser usuario de Dontknow

Cargando...
×