En relación a la decisión ¿Sentirnos culpables por eventos ocurridos cuando no existíamos? esta es una opinión de José Luis González Quirós

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Esta es mi opinión de experto

No creo que podamos ser culpables de nada que haya dejado de existir antes de que nuestra vida comenzase. Sin embargo, creo que es insano, y poco inteligente, pretender que no tengamos nada que ver con los horrores y los errores que otros, antes o en otra parte, han cometido. Tratré de explicarlo.

Una de las cosas que se oyen siempre que alguien ha cometido alguna barbaridad es algo así como "pues parecía muy normal". En efecto, parecía y seguramente lo era. No conviene olvidar que, como dice José Jiménez Lozano, es siempre una delgada capa la que nos separa de la barbarie, y, aunque no hayamos de sentirnos personalmente culpables de las barbaridades ajenas, haríamos bien en considerar que quienes las han cometido bien pudieran no ser peores que nosotros.
 
Tal vez una de las peores cualidades de los seres humanos sea esa presunción de excelencia que siempre exhiben los hipócritas y, a veces, también las personas realmente buenas. Simplemente carecemos de la información suficiente y de la empatía necesaria para saber qué habríamos hecho nosotros en los casos en que, con razón, condenamos la conducta ajena. Pero esa condena debería ser, por encima de todo, una manera de expresar nuestra intención de evitar lo que condenamos, de no hacer lo que otros han hecho. No es necesario abismarse en discusiones sobre el libre albedrío para comprender que tal vez nuestra conducta en circunstancias muy adversas no fuese la que imaginamos o desearíamos que fuera, para comprender que no hay demasiados motivos para considerarnos mucho mejores que aquellos a los que condenamos con indignación tan contenida como hipócrita. Desde otro punto de vista, puede que estemos beneficiándonos de decisiones de nuestros antepasados que condenamos en teoría pero a cuyas ventajas prácticas nos acogemos sin demasiadas dudas.
 
Así, un descendiente de un comerciante poco escrupuloso, por ejemplo, de un negrero, podría permitirse el lujo de perorar contra el esclavismo desde la bella mansión que ha heredado fruto de los crímenes de su antepasado. Es muy fácil decir que nosotros no haríamos lo que otros hicieron y es muy deseable que, en efecto, no hagamos cosas que merecen rechazo y condena. Pero deberíamos ser cuidadosos al considerarnos libres de crímenes pasados, porque esas condenas retóricas de lo que otros hicieron pueden ser tan vacías como necias. Bien está distanciarse de lo que nos parece execrable, pero sin caer en el espejismo de considerar que la humanidad y nuestros antepasados han sido necios y crueles, que la bondad, la racionalidad y la decencia ha llegado a este mundo con nuestro alumbramiento.

Comentarios
Imagen de Margarita Soberón Mainero
Domingo, 25 de Mayo de 2014 a las 4:57

Considero que no es lo mismo asumir una responsabilidad solidaria por aquello que hicieron nuestros antepasados, que considerarnos culpables por eso que hicieron.
Eso no implica que yo me considere moralmente superior o mejor que aquellos que causaron daños en el pasado.
La historia (personal o colectiva) nos puede servir para aprender, pero la sensación de culpabilidad no es útil a nadie.

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