En relación a la decisión ¿Fortalecer los protocolos de seguridad epidemiológica en las repatriaciones por Ébola? esta es una opinión de José María Ordóñez Iriarte

Sí

• José María Ordóñez Iriarte
• Experto en Salud Pública y Ambiental

Esta es mi opinión de experto

Los que trabajamos en salud pública nos encontramos con muchos y variados problemas y uno de ellos es el lingüístico. Por simplificación, se utiliza muchas veces el término de epidemiología para referirse a toda la salud pública. Esta disciplina es uno de los instrumentos de la salud pública, pero no es la única disciplina: hay más que cumplen también un papel relevante, como es la protección de la salud (a través de la sanidad ambiental y la seguridad alimentaria), la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud.
 
Por ello la pregunta se debería reformular en estos términos: ¿Fortalecer los protocolos de salud pública en las repatriaciones por Ébola?
 
El actual protocolo contempla las contingencias propias de una visión aparentemente más centrada en el paciente y en el tratamiento clínico de aquél, así como en el seguimiento epidemiológico de los contactos. Se debate, por ejemplo, si la fiebre del contacto debe llegar a 38,6ºC, o si ya hay que adoptar medidas con 37,6ºC.
 
Sin detrimento de este debate, el protocolo debería haber incluido o profundizado también en los aspectos propios de otras ramas de la salud pública, como así lo han entendido en algunas Comunidades Autónomas, que sí han contemplado hechos como la posibilidad de la existencia de un caso de enfermedad por el virus del Ébola en su vivienda, justo lo que ha ocurrido enla Comunidad de Madrid.
 
En este caso, esos protocolos están completados con un Anexo que recoge el manejo de los residuos del paciente en su casa (residuos biosanitarios que requieren de una gestión, transporte y tratamiento por empresas especializadas y autorizadas porla Consejeríade Medio Ambiente), y con el protocolo de desinfección de la vivienda. En todo ello, hay aspectos que son competencia de la Sanidad Ambiental, que curiosamente ha sido escasamente consultada en la elaboración de este protocolo, y los responsables de esta área de la salud pública no han hecho llegar su opinión a los centros de coordinación. ¿Desidia, desinterés, desconocimiento,…?
 
En la desinfección de la vivienda hay que seguir el criterio de desinfección-limpieza-desinfección. La retirada de los residuos deben seguir un proceso reglado, y retirar toda aquella ropa o vestimenta que puede contener sudor (sudaderas, ropa de deporte, pijamas, toallas, sábanas, colchón…), utensilios de higiene (cepillo de dientes, esponjas, peine…), etc., que deben ser tratados como residuos biosanitarios.
 
El virus aguanta muy bien a temperaturas de 4ºCy una humedad relativa del 30-40%. Por tanto, el frigorífico y los alimentos contenidos en él deben ser gestionados con criterio. Algo parecido ocurre con la lavadora y el lavavajillas. El material de acero inoxidable es buen soporte de permanencia del virus y hay que tratarlo desde ese punto de vista. El personal de limpieza debería empezar por las zonas más sucias (baño, cocina) para ir retrocediendo a zonas más limpias. Los operarios deben ser guiados por un observador externo que irá tomando decisiones ante posibles contingencias (cortes, pinchazos, etc.).
 
No dudamos de que la empresa contratada haya llevado a cabo la desinfección de la vivienda siguiendo estas pautas, pero la pregunta que nos hacemos es: ¿algún experto en estos temas de salud ambiental no debería haber fiscalizado el protocolo de la empresa antes de comenzar la limpieza de la vivienda?
 
Por tanto, entendemos que el actual protocolo es incompleto, se debería haber trabajado con los responsables de Sanidad Ambiental. Además entendemos que debe haber también una buena estrategia de comunicación, en la que ha habido evidentes fallos. También los servicios de Promoción de la salud habrían podido jugar un papel muy relevante puesto que, como trabajadores de la salud pública, son expertos en comunicación a la población.