En relación a la decisión ¿Hacer ayunos por creencias religiosas? esta es una opinión de Joseph Aloisius Ratzinger
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Joseph Aloisius Ratzinger
- Papa Emérito de la Iglesia Católica
Esta es la opinión del experto
Para Benedicto XVI, el ayuno es una práctica ascética importante y un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. El ayuno ayuda a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original.
En su mensaje para la cuaresma del año 2009, Benedicto XVI se propone reflexionar sobre el valor y el sentido que tiene para los cristianos el ayuno, es decir, el privarse "de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento".
Benedicto XVI empieza por constatar que "las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él". De hecho, el Papa dice que es Jesús quien enseña la razón profunda del ayuno: "El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el 'alimento verdadero', que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34)".
El Papa después explica los beneficios del ayuno, entre los cuales:
- El ayuno es "un medio para recuperar la amistad con el Señor".
- Además de ser bueno para el bienestar físico, para los creyentes el ayuno es "en primer lugar, una 'terapia' para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios".
- El ayuno ayudar "a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo".
- El ayuno contribuye "a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor".
- También "facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación".
- Por fin, "el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos" y es una forma de demonstrar concretamente que "el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño".
Benedicto XVI concluye diciendo que "el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana".
