En relación a la decisión ¿Leer 'Las crónicas del dolor', de Melanie Thernstrom? esta es una opinión de Juan Malpartida

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Esta es mi opinión de experto

        Las reflexiones sobre los aspectos psicológicos de quien sufre dolor crónico son muy valiosas en esta obra. El dolor fragmenta nuestra identidad, crea un yo temido, un yo real y un yo deseado.

    Al parecer, sólo en Estados Unidos hay más de setenta millones de personas afectadas por el dolor crónico. El dolor no es sólo la percepción de una sensación sino las múltiples experiencias, de variados significados, generadas en el cerebro. Melanie Thernstrom (USA 1964) lleva a cabo en este libro una valiosa investigación sobre la historia del dolor y de la situación actual, pero al mismo tiempo nos cuenta su propia historia como enferma: se le diagnosticó una espondilosis cervical (una variante de osteoartritis) y estenosis degenerativa. También es, al sesgo, una historia sentimental. Hace poco, Siri Hustvedt hizo lo mismo sobre su experiencia (La mujer temblorosa o la historia de mis nervios). Ambas obras reflexionan sobre la dificultad del diagnóstico y la identidad (qué es lo que ocurre y a quién, cuál es mi relación de identificación o diferencia con la enfermedad, etc.), pero en la extensa obra de Thernstrom hay una crítica social muy amplia respecto a la relación que las religiones y la medicina han mantenido con el dolor. Se trata, como en el caso de Hustvedt, de un libro muy bien escrito y por lo tanto doblemente valioso.
 
     Además de la indagación histórica, la autora ha investigado en hospitales, profesionales tanto ortodoxos como heterodoxos, y nos ofrece numerosos testimonios de pacientes que, como ella, han corrido diversa suerte en relación a esta dura realidad de fondo: el dolor. No sus metáforas, como denunció Susan Sontag, sino su resistente realidad. El dolor físico es en sí y ocurre en un individuo. No redime, no hace mejor a nadie, no espiritualiza ni estigmatiza: sólo duele. Los nociceptores se activan para proteger nuestros tejidos, tienen una función evolutiva muy importante, y ponen en marcha reacciones protectoras y curativas, pero esta capacidad sólo se refiere al dolor agudo, no al crónico, que es, a veces, como una alarma averiada que sigue sonando. Al parecer, el dolor agudo está relacionado con una acción que ha de tomarse, pero el crónico puede tener mil causas. El dolor (sobre todo si no se trata a tiempo de manera efectiva) puede desarrollar una vida propia: reescribe el sistema nervioso central. Un dolor continuo consume serotonina para contrarrestarlo, pero ésta disminuye o se acaba. Sin embargo afirma Thernstrom, el 98% de los médicos sigue considerando el dolor como síntoma, no como enfermedad.
 
Crítica de la farmacología respecto al dolor lo es también de las prevenciones morales en el uso de opiáceos. El lector español puede observar de paso las dificultades del sistema sanitario de Estados Unidos. ¿Cuántos analgésicos cubre su seguro médico? Los españoles ya comenzamos a experimentarlas. Las reflexiones sobre los aspectos psicológicos de quien sufre dolor crónico son muy valiosas en esta obra. El dolor fragmenta nuestra identidad, crea un yo temido, un yo real y un yo deseado. También analiza la relación entre dolor, depresión y ansiedad, porque el dolor crónico es experimentado (biológicamente) como una amenaza continua, e incide en la necesidad de dotar a nuestra experiencia de la enfermedad de un relato, algo que han hecho tantos desde hace siglos, sabiéndolo o no. El relato como dador de sentido, también como placebo: la optimización de nuestras posibilidades es fundamental en toda experiencia de enfermedad. El dolor es una sensación, pero también una emoción y una idea (cognición).
 
La complejidad del dolor crónico radica en su posible independencia de una causa, en su localización cerebral, en la relación entre dolor y experiencia, y en que manifiesta un mismo síntoma pero su realidad es muy compleja y requeriría tratamientos diferentes. Las dudas que tenemos son relativas a la etiología y a la curación, pero nadie ignora, cuando lo experimenta, qué es el dolor.

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