En relación a la decisión ¿Leer '¿Por qué cooperamos?', de Michel Tomasello? esta es una opinión de Juan Malpartida

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Esta es mi opinión de experto

Ayudar, informar y compartir definen la acción altruista, según Tomasello, y deduce de sus investigaciones que no están suscitadas (sí modeladas) por padres o educadores, sino que son cualidades innatas. El origen del altruismo, piensa Tomasello, es el mutualismo.

 Se dan en el mundo animal acciones que no repercuten en el individuo sino en el grupo, insectos que no se reproducen y cuya función es dotar de alimento al grupo, etc. Pero el punto crítico reside en la generosidad derivada de una libre elección, siendo ésta constituitiva, y no un mero caso  de la condición humana.
 
Michael Tomasello ha realizado investigaciones que han suscitado el interés de numerosos científicos que se ocupan de la evolución genético-cultural -ese nicho que hemos ido conformando al tiempo que nos hacemos y somos  hechos por él-. Ponerse en el lugar del otro, imaginar sus pensamientos, crear herramientas que acumulan intencionalidad derivada de sus inventores, todo ello supone una acumulación de modificaciones que llamamos historia cultural. ¿Es exclusivamente nuestra? ¿Qué es lo específicamente humano? Tomasello ha estudiado a niños con edades comprendidas entre un año y tres (también lo ha hecho con otros primates), remontándose a un momento (en humanos) en el que no hay conocimiento del idioma ni se da en los padres o cuidadores expectativas de que los infantes comporten un sentido social. El comportamiento altruista se compone de tres acciones: ayudar, informar y compartir, y parece ser que no están determinadas porla intervención de los padres u otra forma de socialización sino que responden a una tendencia innata que es moldeada posteriormente. Para Tomasello el altruismo es un factor secundario a la hora de entender la colaboración humana.
 
Lo esencial y lo detonante es el mutualismo, que implica coordinación y comunicación, tolerancia y confianza, normas e instituciones, características que exigen una facultad recursiva de la mente, central en la cognición de una intencionalidad común. Todo eso supone que lo se ha denominado "una teoría de la mente". El mutualismo sería el sustento del altruismo, así como de los juicios normativos (derechos y obligaciones), división del trabajo y asignación de estatus. Es decir, que "pensar juntos para llevar a cabo actividades cooperativas es el origen de la cultura". Yo añadiría que el acto mismo de pensar supone hacerlo con el otro (sea real o imaginario), porque nadie puede pensar solo.
 
La profesora de antropología Joan B. Silki cree, más pesimista que Tomasello, que el mutualismo en sí no genera interés por el bienestar general, pero sí suscita tácticas manipuladoras. Apoyándose en ciertos descubrimientos de la neurobiología, que confirman que los actos filantrópicos repercuten con una recompensa intríseca (indivual, por lo tanto), se inclina a pensar que el altruismo es la causa del mutualismo porque valoramos como propio lo que ayuda a la colectividad. Por su parte, la psicóloga Carol S. Dweck, que destaca que Tomasello haya ensamblado el desarrollo cognitivo y el social, cree que habría que comprobar si antes del año los niños no intentan ya responder a los deseos de los adultos (influencia social) en la conformación de lo que, a partir del año, comienza a significarse como colaboración y altruismo.
 
Briam Skyrms, profesora de lógica y filosofía de la ciencia, piensa que la comunicación quizás no haya que fundarla en un conocimiento, porque hay grupos de animales y de organismos inferiores que no tienen conocimiento común de nada, y llevan a cabo tareas cooperativas apoyadas en la comunicaciñon (química o de otro tipo).  Finalmente: la catedrática de psicología Elizabeth S. Spelke sostienen que, aunque no le faltan razones a Tomasello para situar las relaciones sociales (con las especificidades señaladas) como la característica excepcional de la naturaleza humana, la idea del lenguaje como origen de lo humano es la más convicente. Sin embargo, Tomasello considera que el lenguaje es una facultad construida por nuestra inclinación, innata, a cooperar y comunicarnos. 
 

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