En relación a la decisión ¿Escuchar música todo el día? esta es una opinión de Julio Pérez-Tomé Román

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Esta es mi opinión de experto

En el supuesto caso de que pudiéramos estar conectados a música todo el día, no creo que sea una buena alternativa pues nuestra capacidad de atención (incluso la de la multitarea) es limitada.

Realmente no existe una propuesta unidireccional. La respuesta al dilema planteado depende de los siguiente factores:

1. Del talento musical del sujeto. No es tanto si es capaz de componer, cantar o interpretar, sino de su capacidad para valorar el lenguaje musical. Cuanto más sensible es una persona para apreciar la música, más se concentrará en ella y menos en la tarea simultánea que esté desarrollando, sea trabajo o no. Si, por el contrario, logra desarrollar eficazmente esa labor, lo normal es que no disfrute en su totalidad de la música que esté oyendo.

2. El tipo de música también es un factor determinante. Si es instrumental sólo o si también tiene letra; si es en un idioma que comprendemos o no; si son piezas que ya conocemos y con las que estamos familiarizados o no; si queremos disfrutar al máximo o, sencillamente, se trata de un acompañamiento… son factores que impactarán más o menos negativamente en lo que estemos realizando mientras escuchamos música.

3. El tipo de actividad es también relevante. Si lo que realizamos son actividades mecánicas, externas, en la que la concentración mental es casi inexistente, la influencia de la música suele ser positiva pues ayuda a sobrellevar con ánimo y ritmo la rutina. Mejora la productividad.

4. La finalidad también es un condicionante clave. Si buscamos la inspiración, un tipo de música, independientemente de la atención que requiera, será un catalizador que favorezca el esfuerzo de encontrar nuevas ideas o la manera de enfrentarse a los problemas. Por el mismo criterio, una determinada música se convertirá en obstáculo para la eficiencia de un trabajo que exija esfuerzo intelectual, evitando música que nos distraiga tanto porque irrumpa con demasiado "ruido" como porque nos atraiga en exceso.

En resumen, distinguiría entre escuchar (mantener la atención) y oír (recibir los sonidos): con la primera nos decantamos por la música, mientras que con la segunda elegimos la actividad principal sin preocuparnos de la música que esté sonando alrededor de nosotros. Si escuchamos música, la segunda actividad baja en rendimiento. Si se oye sin más, es posible que incluso mejore esa actividad por las distintas vías descritas.

A la decisión de escuchar música todo el día no creo que sea una buena idea pues junto al trabajo hay una parte elemental de las relaciones humanas que es la comunicarse. Si escuchamos música mientras alguien nos habla, aunque la atendamos, realmente no lo estaremos haciendo, empezando por la simple norma educación de tener en consideración a los demás.

Visto en positivo, escuchar música juntos puede convertirse en un eficaz recurso para unirnos a otras personas. Lo conciertos lo demuestran desde hace mucho tiempo y compartir música en las redes sociales y plataformas que realmente son redes sociales, nos lo confirman con su adopción y éxito. Incluso privadamente, la música compartida es una acelerador de puesta en común, afectiva, sentimental, metas deportivas o proyectos en equipo…

Invito a la búsqueda en Google bajo la siguiente frase: "Música para…" Es interesante descubrir las posibilidades que existen; en definitiva, se alimenta la tesis de que lo primero es alinear la música a la actividad que realizamos para que escucharla no se convierta en un inconveniente sino todo lo contrario.

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