En relación a la decisión ¿Apoyar que la edad mínima de consentimiento sexual sea 16 años? esta es una opinión de Leticia Soberón
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Leticia Soberón
- Psicóloga
Esta es mi opinión de experto
Creo que en nuestras sociedades el despertar sexual, cada vez más prematuro, no va a la par con la madurez afectiva y psicosocial. Tres años (de los 13 a los 16) no son garantía de maduración, pero la pueden favorecer. La deseada intervención de familias y escuelas no se da cuanto debiera.
Una decisión de tipo legal como ésta debe ser contextualizada en el tiempo y en el espacio. Sabemos que la maduración sexual varía según climas y altitudes; que las sociedades inician -o no- sexualmente a sus púberes de maneras muy distintas según sus culturas, y que sobre este aspecto no hay verdades absolutas y definitivas. Por ejemplo, nuestras bisabuelas se casaron mucho más jóvenes de lo que lo hicieron sus hijas y sus nietas. Hoy la formalización de la pareja y la primera maternidad son particularmente tardías. ¿Y quién no conoce adolescentes de 40 años?
Sin embargo, las sociedades occidentales actuales, a través de la publicidad, del cine y no digamos de Internet, facilitan que niños y niñas tengan acceso muy pronto a imágenes de sexo explícito, y favorecen un despertar sexual temprano. Esto genera una precoz erotización del pensamiento y de la comprensión de sí mismos. La edad de la primera relación sexual es, en promedio, más baja que en las dos generaciones anteriores.
Ahora bien: la duda es si este proceso lleva aparejada una maduración personal suficiente para comprender las consecuencias de una relación sexual, más aún cuando se trata de establecerla con una persona adulta. Mi impresión -más resultante de los datos generales que de la posible investigación científica concreta- es que no van de la mano ambos procesos, y que los jovencitos de 13 años están sumergidos aún en una semi-inconciencia infantil, lejos de ser responsables de sí mismos, aunque estén más informados que antaño en algunos campos, y dotados de cierta autonomía en el uso de artilugios tecnológicos.
Los abusos de menores no pueden trivializarse, y la protección que necesitan aquellos merece ampliar el lapso que les damos para madurar personalmente. Al menos lo suficiente para valorar lo que significa el consentimiento sexual, y generar las herramientas internas mínimas para valorar las intenciones de sus interlocutores y defenderse del acoso o del chantaje emocional. El paso de tiempo no es garantía de maduración -la familia y la escuela debieran ser agentes importantes en este proceso- pero al menos amplia las posibilidades de que surja una mayor conciencia de sí y un grado más de responsabilidad personal.
BUENO LO QUE PASA EN ESTE TIEMPO ES QUE A VECES LOS PADRES NO HABLAN MUCHOS CON SUS HIJOS SOBRE LA IMPORTANCIA DE TENER RELACIONES SEXUALES CON UNA PERSONA DE SU MISMA EDAD Y A VECES LOS ADOLESCENTES CREEN QUE VER PELICULAS SEXUALES YA PIENSAN EN TENER RELACIONES CON PERSONAS ADULTAS QUE YA TIENEN EXPERIENCIA EN ESE TIPO DE COSAS O ESTAR EN PELIGRO DE SER VIOLADOS POR PEROSNAS MALAS. Y CUANDO LOS PADRES SE ENTERAN DE ESAS COSAS POR OTROS MEDIOS SE DAN CUENTA QUE YA ES DEMASIADO TARDE PARA HABLAR CON SUS HIJOS ACERCA DEL SEXO CUANDO LO DEBIERON DE HACER ANTES DE QUE PASA COSAS PEORES QUE LOS VIOLEN QUE LOS MATEN O QUE SE EMBARASEN DE OTRAS PERSONAS.
Ya, pues entonces hay que responsabilizar a los padres del cuidado de esta faceta del desarrollo vital humano. Que por cierto, está presente desde el momento de nacer. Cuanto mas joven sea la edad, mas interés deberán poner los padres en prevenir contrariedades. Abogo por potenciar la prevención antes que por las medidas de castigo derivadas del retraso en la edad autorizada que pondría en serios problemas con la justicia a muchos adolescentes. Prevenir y normalizar
Totalmente de acuerdo, Juan José.
Creo que en este asunto de la sexualidad es muy difícil decir un No rotundo o un Sí tajante.
En nuestros países latinos los chicos cada día más tienen comportamientos sexuales desde muy corta edad, como si fueran adultos pero distan mucho de ello. La consecuencia: niños criando niños, madre solterísimo en unos porcentajes elevados y el papel del padre totalmente diluido. Pienso que hemos de crear nuevos paradigmas del ser mujer y nuevas masculinidades desde el amor y la corresponsabilidad. Esos sentimientos que nos hacen plenamente humanos. Ignorar el vínculo afectivo, emocional, social y hasta espiritual, en las relaciones sexuales es el gran peligro.
Del libro: Oficio de Maestro, Fernando Vásquez "Si no, hacemos un reconocimiento de nuestros miedos y de nuestros complejos, de nuestras culpas y nuestras fobias, muy difícilmente podremos establecer una comunicación potente llena de dinamismo. Antes de cualquier cosa tenemos que enfrentarnos a nuestro cuerpo, aceptarlo como don, quererlo y disfrutarlo a cada edad y momento, conocer sus posibilidades y limitaciones... Ese cuerpo, no siempre forjado en libertad y en la inocencia, ese cuerpo tan lleno de marcas que oscilan entre el castigo y el hedonismo consumista, ese cuerpo que es una obra de ingeniería admirable, merece cotidianamente toda nuestra atención y cuidado, todo un proyecto de reconocimiento permanente.
No olvidemos: es por el cuerpo y gracias a él como nos sabemos seres en el mundo y sólo apropiándonos de nuestra corporeidad, sólo así, podremos ponerla en relación, convertirla en un lugar estratégico para la persuasión, la interacción eficaz o la comunicación plena. Al ser dueños de nuestro cuerpo, como escribe Octavio Paz, nacemos para otra 'patria de sangre': aprendemos otro ritmo, izamos otra bandera". Y quizá, algún día vivamos nuestra sexualidad con más alegría, proyectándola a futuro y con mayores grados de satisfacción familiar y social. La educación de las emociones..., la educación integral es clave...