En relación a la decisión ¿Usar el Kindle para leer libros? esta es una opinión de Lluïsa Etxeberria Azkune

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Esta es mi opinión de experto

El valor de la lectura es incuestionable en cualquier soporte digital. El hábito lector nos proporciona no sólo conocimientos sino aquella sabiduría interpretativa que se va acumulando con el ejercicio, de manera que nos nutre, nos conforma y nos hace disfrutar.

Estamos en un momento de cambio de modelos en el mundo de los libros, modelos que compiten con el texto en formato de papel, y ello implica un cambio de soporte –el Kindle entre otros- que está al alcance de muchos, y que no se puede menospreciar ni minimizar, ya que amplia posibilidades. Sabemos que en la literatura la centralidad la tienen las palabras, y que éstas pueden adecuarse  a soportes o dispositivos muy variados.
Ahora bien, si escribir forma parte de un arte con el que se nace -y se aprende también-no es menos cierto que el gusto por la lectura puede darse en algunas personas como una afición casi innata, pero a la vez tiene un peso importante el medio o ambiente en que nos movemos y vivimos, y sobre todo el interés que pongamos en leer.
La experiencia lectora nos permite dialogar con nosotros mismos desde diferentes voces (personajes) y desde perspectivas variadas, a partir de la particular cosmovisión del escritor, pero también nos lleva a donde podemos llegar cada uno, en nuestro viaje lector. Este diálogo, íntimo y profundo, requiere de una cierta capacidad de silencio y soledad para comprender la vida de los personajes y el sentido de las cosas que suceden. La trama está objetivada en los personajes que encarnan el relato, pero lo que ellos son y lo que ocurre es pensado, sentido y vivenciado en nuestra subjetividad. Minúsculas anécdotas o tragedias enormes nos pueden conmover, de acuerdo con nuestro tono emocional del momento.
Un libro, sea en soporte digital o en papel, si es vivo, está bien escrito y bien escogido, nos puede hacer compañía y nos proporciona el placer del arte, de la actividad creativa. Si además tenemos medios para contrastar y podemos intercambiar nuestro personal sentido crítico, nos nutre y engrosa nuestra mochila literaria.   

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