En relación a la decisión Células madre, ¿apoyar su investigación? esta es una opinión de Manuel Ignacio Aparicio Madre

Sí

• Manuel Ignacio Aparicio Madre
• Máster en Salud Pública

Esta es mi opinión de experto

No obstante estas excelentes perspectivas, la cautela en las investigaciones debe ser la norma; además, los problemas éticos y los abusos sobre pacientes abrumados por la enfermedad ensombrecen esta investigación.
 
La terapia con células madres es una de las más prometedoras líneas de futuro de la medicina actual. Se basa en la capacidad de las células en reparar tejidos y órganos enfermos o envejecidos. Básicamente consiste en aprovechar los mecanismos naturales de reparación de los seres vivos, pero potenciando y modulando esta capacidad.
 
Hay tejidos, como el del hígado o la médula ósea, que tienen una gran capacidad de autorreparación, pero otros tienen esta capacidad muy poco desarrollada o es apenas existente, como ocurre con el músculo cardíaco o el tejido nervioso, en los cuales los daños que sufren no son funcionalmente reparados o lo son en mínima medida; de tal manera que las lesiones o enfermedades que ocurren en estos órganos se convierten en permanentes, dejando secuelas irreparables. En teoría, nuevas células que pudieran crecer en los lugares de lesión y transformarse en músculo cardíaco o tejido nervioso podrían curar terribles problemas como los infartos o las lesiones de médula de los parapléjicos, o incluso crear un órgano nuevo.
 
El punto de partida de las terapias celulares con células madre es la selección de esas células. Las más aptas son aquellas que tienen mayor capacidad de diferenciación y multiplicación, y esa condición la cumplen las células que van a dar lugar a un ser vivo completo: las embrionarias, tomadas de embriones humanos en sus primeras fases de desarrollo, pero tienen el tremendo inconveniente de suponer la manipulación de embriones humanos, lo que conlleva una enorme controversia ética y legal a favor o en contra de su uso, con grandes variaciones entre países. Las siguientes son aquellas células madre que se encargan de la reparación en los organismos adultos a lo largo de toda la vida y tienen amplio potencial de diferenciación. De entre éstas, las células mesenquimales, extraídas de la médula ósea, de la grasa, etc., son las mejores candidatas actuales a tener un uso como terapia celular por sus propiedades.
 
No obstante ese futuro tan halagüeño y prometedor, la investigación con células madre se encuentra excepcionalmente comprometida por las enormes dificultades que plantea su uso: desde los problemas para controlar la proliferación de estas células e impedir la generación de tumores, al control del rechazo cuando se emplean células de donantes diferentes a los receptores, o la transmisión de enfermedades infecciosas, por lo que la necesidad de esa investigación es fundamental.
 
Dentro de lo que conocemos como terapias con células madres se engloban tratamientos muy diferentes, y aunque actualmente hay más de 1.500 ensayos clínicos con terapias celulares, sólo unas pocas de ellas han alcanzado un estatus de normalidad: los trasplantes de progenitores hematopoyéticos o de médula ósea, sobre todo para enfermedades como las leucemias, los trasplantes de condrocitos autólogos para reparar lesiones articulares, los trasplantes de piel cultivada para tratar grandes quemados y poco más. El resto de tratamientos son experimentales y deberán pasar los complicados y necesarios filtros que la medicina y las autoridades sanitarias imponen para poder utilizar estas células madre; un largo y costoso camino que pocos acabarán o que tardaremos en ver normalizado.
 
Y mientras tanto, la codicia humana, unida a la desesperación causada por la enfermedad y potenciada por factores como la facilidad de acceso que ofrece internet, hace que enfermos y familiares acudan a cualquier rincón del mundo con la esperanza de que el nuevo milagro de las células madre les devuelva la salud.