En relación a la decisión ¿Tener más de una identidad cultural? esta es una opinión de Margarita Bartolomé Pina

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Esta es la opinión del experto

La pedagoga Bartolomé Pina investiga los procesos de creación de identidades y sus implicaciones en la escuela para señalar que hay que fomentar las identidades flexibles, más acordes con el contexto de globalización, pero integradoras de las minorías y la diferencia.

Como pedagoga Bartolomé Pina parte del hecho de multiculturalismo en las escuelas. “En realidad, no tiene mucho sentido hablar de multiculturalismo sin más. Existen diversas maneras de entenderlo (Kincheloe y Steinberg relatan cinco) y, sobre todo, de vivirlo. Usado como meta, concepto, actitud, estrategia y valor, el multiculturalismo aparece como el ojo de un huracán social que se arremolina en torno de los cambios demográficos que están ocurriendo en las sociedades occidentales. Los países occidentales han experimentado la inmigración y varios movimientos de concienciación racial y de género que los han obligado a enfrentarse a cuestiones relativas a su propia definición y la de otras instituciones sociales (Kincheloe y Steinberg, 2000:25). Occidente ya no puede hablar a la ligera de su ‘naturaleza cultural’, de sus valores, de su misión. En nuestras sociedades se experimentan valores contradictorios, no únicamente porque existen grupos de población culturalmente diversos, sin porque reaccionamos con posiciones encontradas a la misma diversidad. ¿Somos en realidad sociedades tan democráticas y abiertas como creíamos?”
Añade la experta que “por otra parte, la globalización de los mercados financieros, de los capitales y de trabajo, de las tecnologías de la comunicación y de la información, el ascenso de un rearme global y las consecuencias mundiales de los problemas ecológicos e inmunológicos, todo ello pone en crisis el sistema de estados nacionales existente”.
Y aporta otro elemento: “si a ello añadimos el desarrollo de nuevos movimientos sociales, feministas y ecologistas, ‘antiglobalización’ y a favor de la paz y del desarme, movimientos okupa, grupos nacionalistas de distinta radicalidad y sentido, reconoceremos con Benhabib (2000:33) que ‘esta dialéctica entre una integración sistemática global creciente y una fragmentación social y cultural también creciente, constituye uno de los retos más grandes con los que se enfrenta el pensamiento social y político en este momento’”.
Desde el punto de vista educativo de Bartolomé Pina, “un cambio tan radical e importante está afectando a los procesos identitarios de las personas y de los colectivos”. Y añade que “podemos defender que nuestra identidad cultural y/o nacional mantiene rasgos que son ‘esenciales’, que han nacido en el curso de los siglos y que debemos salvaguardar por encima de todo. ¿Cuál sería el papel de la educación? ¿Transmitir esa herencia cultural en procesos de endoculturación desarrollados en las instituciones educativas?” Esto, según la experta, es lo que se ha venido haciendo hasta fechas recientes, pero propone un cambio de modelo enfocado precisamente a facilitar los procesos de creación de identidades (en los alumnos) permeable a las identidades múltiples y no esencialistas, por considerarlo más acorde con la realidad actual.

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