En relación a la decisión ¿Aceptar a mis padres como son? esta es una opinión de Natàlia Plá

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Esta es mi opinión de experto

“Es importante para la persona «dar un sí» a sus padres, con virtudes y defectos, con aciertos y errores, con presencias y ausencias... Un sí humilde, puesto que admite que es hijo de lo bueno y lo malo, y que sólo así puede llegar a ser”.

Según Natàlia Plá: “de algún modo podría decirse que es un paso de madurez de la persona llegar a dar un sí a los padres y a la historia anterior a nosotros (desde los hermanos mayores, hasta hechos relativos al país de origen). Un sí que nazca de la alegría de encontrarse siendo, y del realismo de asumir que no podíamos llegar a ser de ninguna otra forma posible. La precisa combinación de elementos para que el resultado fuera nuestra persona concreta, es altamente complicada. Ninguno de esos elementos por sí solo es causa de nuestra existencia; pero todos ellos son condiciones necesarias para que ésta se dé.

Darles un sí a nuestros padres, es la forma de integrar armónicamente en nuestra persona todos los elementos que forman parte ineludiblemente del origen de nuestra vida. La única forma posible de existir es la que tenemos; somos quienes somos y como somos, aunque también poseemos la capacidad de desarrollar nuestras cualidades. Pero no podríamos ser otras personas, ni otro tipo de seres".

"Otro aspecto de la humildad óntica nos remite al pasado: tampoco nuestros antecedentes pueden ser otros distintos de los que han sido; ni nuestras familias, ni la historia de nuestros entornos sociales". "No podemos nacer de otros padres. De otras personas, nacerían otros hijos, pero jamás nosotros. Además, aunque de nuestros padres hemos nacido nosotros, podrían haber nacido otros hijos. No era necesario que fuéramos nosotros. Otros elementos inciden en que lleguemos a ser. De ahí que no estemos hablando exactamente de agradecimiento a los padres por habernos engendrado; eso les convertiría en única causa de nuestro ser, lo que no es cierto. Como mucho, podemos hablar de «concausa», esto es, en el lenguaje filosófico, son causas necesarias pero no suficientes".

"Sin embargo, es importante para la persona «dar un sí» a sus padres concretos, con virtudes y defectos, con aciertos y errores, con presencias y ausencias... Un sí humilde, puesto que admite que es hijo de lo bueno y lo malo, y que sólo así puede llegar a ser. Un sí a la vida que le ha sido dada, con sus límites y sus posibilidades. Un sí que puede ser pronunciado o que puede expresarse con la propia vida y que provoca la paz de los progenitores porque habla de aceptación serena y gozosa”.

Fuente: “Pliego. Realismo Existencial Para Todos”, Revista RE, Número 58.

Comentarios
Domingo, 29 de Julio de 2012 a las 16:32

La lectura de este artículo me sirve también para aceptar a mis hijos como son, tanto lo que me resulta fácil y agradable como aquello que me supone un esfuerzo para aceptar lo que son y hacen.

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