En relación a la decisión ¿Sentirme culpable de lo que hicieron mis antepasados? esta es una opinión de José Armando de Ramón Folch

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Esta es la opinión del experto

Armando de Ramón constata que la Historia que se enseña en las aulas llega a inculcar en el alumno expresiones de odio, rencor o desprecio hacia los pueblos vecinos. Sin embargo, cree que no debe ser así.

En respuesta, recupera una evidencia básica de la Carta de la Paz dirigida la ONU: "Los contemporáneos no tenemos ninguna culpa de los males acaecidos en la Historia, por la sencilla razón de que no existíamos. ¿Por qué, pues, debemos tener y alimentar resentimientos unos contra otros si no tenemos ninguna responsabilidad de lo acontecido en la Historia?".
 
De Ramón defiende una docencia de la historia que enseñe al alumno la comprensión racional, de manera que pueda “incorporar los acontecimientos más importantes ocurridos en ella dentro de una concepción global que le dé sentido al suceder histórico ocurrido en el transcurso del tiempo y también a su proyecto de vida”. La transmisión de la historia y la historiografía necesitan “ideas, hipótesis y planeamientos que hagan claridad en el proceso cronológico que ha tenido lugar en una región, en un país, o en un continente o conjunto de países, y les den sentido al pasado, animando el presente y permitiendo planificar mejor el futuro”.
 
Sin embargo, según De Ramón, “es corriente toparse con falsas ideas o mediocres, cuando no interesadas interpretaciones,  que se ocupan en manipular un conjunto de datos para mostrar una visión histórica que sirva al interés o al propósito del autor. Por lo tanto, un conocimiento estático, acartonado y aburrido como el que hoy se imparte, no sólo no sirve de nada al alumno, sino que consigue relegar la asignatura de historia a un rincón aislado donde yace completamente desacreditada u olvidada”.
 
Contra esta situación, Armando de Ramón propone una idea de Alfredo Rubio de Castarlenas, y que se encuentra inserta en la Carta de la Paz presentada a las Naciones Unidas en 1993: "los contemporáneos no tenemos ninguna culpa de los males acaecidos en la Historia, por la sencilla razón de que no existíamos. ¿Por qué, pues, debemos tener y alimentar resentimientos unos contra otros si no tenemos ninguna responsabilidad de lo acontecido en la Historia?". Añade De Ramón: “Ideas tan importantes, claras y sencillas como la citada suelen no tener lugar en las aulas cuando se imparte la enseñanza de la historia y, por el contrario, a veces se llega a inculcar expresiones de odio, rencor o desprecio hacia los pueblos vecinos, en nuestro caso pueblos hermanos. Espero que en la reforma educacional, a mi parecer la más importante que se ha planteado en este siglo para Chile y que se encuentra en marcha, pueda modificarse el método para enseñar la historia en beneficio de nuestra patria y de la ciencia”.
 
De esta manera, el historiador chileno defiende una transmisión de la historia que no conlleve la herencia de culpas y responsabilidades, que no transmita los resentimientos implícitos a ellas, sobre la base de la contingencia humana, ya que nadie puede ser responsable ni culpable de las cosas que ocurrieron cuando no existía.

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