En relación a la decisión ¿Ser ateo? esta es una opinión de Andrea M. Weisberger

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Esta es la opinión del experto

La existencia de mal gratuito en el mundo entra en aparente contradicción con la supuesta existencia de un ser omnisciente, omnipotente, omnibenevolente. Ni hay respuestas satisfactorias para justificar tan gran cantidad de sufrimiento tanto humano y animal, como natural y moral.

¿Dónde estaba Dios? ¿Dónde estaba el Arquitecto inteligente, creador del universo, cuando los nazis convirtieron en humo a un millón y medio de niños con gran entusiasmo?
 
Los argumentos del mal señalan una aparente contradicción entre la supuesta existencia de un ser omnisciente, omnipotente, omnibenevolente y la abundancia de mal, o de sufrimiento gratuito en el mundo.
 
Teodiceas entorno el mal natural
Si se pudiera demostrar que el sufrimiento que existe podía ser menor, significaría que hay sufrimiento innecesario y gratuito, por lo que no se explicaría la hipótesis de Dios.
 
El mal es la contrapartida de Dios
Si se afirma que bien y mal están relacionados, y que no se puede crear uno sin crear el otro, se limita la omnipotencia divina. ¿Esto significa que no podemos experimentar placer sin experimentar dolor? Ésta parece una afirmación falsa.
 
El mal es necesario para llegar a Dios
El mal no sería el equivalente lógico del bien, sino un medio necesario, ya que sin éste no se podría materializar el bien. Sin embargo, parece que un Ser todopoderoso y todo bondad debería ser capaz de crear el bien sin el mal o, al menos, de reducir el nivel de sufrimiento actual. Tampoco se justifica como castigo, pues no todos los que sufren parecen purgar pecados. Ni cabría esgrimir que es un sistema de alerta de la naturaleza, pues tampoco parece que todo el dolor cumpla ésta función.
 
Teodiceas entorno al mal moral
Se ha intentado justificar la existencia del mal inexplicable y de un Dios todopoderoso por la necesidad de formar el carácter y la existencia del libre albedrío.
 
El mal es necesario para formar el carácter, ya que, si no hubiera sufrimiento en el mundo tampoco habría valor, caridad, compasión, etc. y el objetivo de la creación de Dios es permitir que los seres humanos se conviertan libremente en criaturas morales maduras. Quizá lo peor es la imagen que da de Dios, pues un Dios justo no permitiría que millones de personas padecieran muertes horribles para promover el crecimiento moral de otros.
 
El mal es necesario para que exista el libre albedrío. Tal vez sea ésta la tesis más popular para rebatir el argumento del mal, justificándola así:

  • Los seres humanos tienen libre albedrío, y el mal moral es un resultado del ejercicio del libre albedrío. 
  • Un mundo en el que hay libre albedrío, aunque haya mal, es mejor que un mundo en el cual los seres humanos no tuviesen libre albedrío y fuesen simples autómatas que hicieran siempre el bien porque están determinados a hacerlo.
  • Se considera que el libre albedrío tiene tal valor que justifica la existencia del mal moral. 

 
Sin embargo se puede rebatir a los defensores del libre albedrío, que todos hemos perseguido alguna vez una meta que no cumplimos, pero que no significa que no la eligiéramos libremente sólo porque no éramos conscientes de su inviabilidad. Parece razonable afirmar que podemos elegir libremente aunque no seamos capaces de convertir esa elección en una realidad. Esto nos cuestiona: ¿el libre albedrío se refiere a «poder actuar de otra forma» o a ser «capaz de elegir otra cosa»?
 
Si la elección libre no necesitara incluir el «poder hacer de otro modo», pero respetase la posibilidad de «poder escoger de otro modo», entonces ¿porqué Dios no vuelve irrealizable escoger atrocidades?
 
Ninguna respuesta justifica la gran cantidad de sufrimiento en un mundo en el que reina un Dios omnipotente, omnisciente y totalmente bueno, lo que nos lleva a concluir que la existencia de un Dios así no es plausible.
 
Los indicios presentados por el sufrimiento humano y animal, natural y moral, sólo permiten afirmar a Dios desde la fe, pero una fe que, a la luz de tanta atrocidad, carece de fundamento racional.
 
Fuente: Weisberger, Andrea M. «El argumento del mal». In Martin, Michel. Introducción al ateísmo. Madrid: Ediciones Akal, 2000, pag 191-208.

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